Viernes 10 de noviembre
San León Magno, papa y doctor de la Iglesia
(Recuerda: 1. Pide el Espíritu Santo 2. Lee despacio y entiende 3. Medita qué te dice la Palabra de Dios 4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Lucas 16, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: ¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido. El administrador se puso a echar sus cálculos: ¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? Este respondió: Cien barriles de aceite. Él le dijo: Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe «cincuenta». Luego dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes?; Él contestó: Cien fanegas de trigo. Le dijo: Aquí está tu recibo: Escribe «ochenta». Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido.
Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.
Pistas: Es muy curiosa esta parábola de Jesús. Ya en otras ocasiones hace hincapié en que quiere que sus discípulos sean astutos. No quiere gente cobarde, acomodada o conformista, sino que intenta espolear a sus discípulos para que pongan sus dones, su esfuerzo, sus capacidades, todo lo que son y todo lo que tienen, en marcha. Porque así funciona el amor: moviliza, crea, apasiona… Y así actúa el Espíritu Santo: hace crecer los dones naturales y concede los dones de Dios.
Está claro que Jesús no puede aprobar la actitud del administrador infiel. Le llama hijo de este mundo. Pero sí su determinación, su inteligencia para encontrar caminos… podríamos decir su creatividad. El que le va a despedir por derrochar sus bienes le felicita porque ha sido astuto.
Parece que el mal tiene facilidad para unirse, como que va extendiendo sus tentáculos o creando una especie de red. Y Jesús pide a sus discípulos, a los que queremos caminar a su luz, a ti y a mí, que trabajemos, que no nos conformemos, que usemos la inteligencia, que nos unamos. Que no dejemos a la oscuridad ganar camino.
Examina tu vida a la luz de este Evangelio. ¿Qué encuentras de comodidad, de torpeza, de ingenuidad infantil…? Pide a Jesús la luz del Espíritu. Él te hará sabio, te hará capaz de vivir como hijo de la luz, de encontrar caminos, te dará sus dones. Y serás capaz de construir con Jesús su Reino, un mundo nuevo, e ir quitando terreno a los hijos de este mundo, a la oscuridad.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración