Martes 31 de octubre
XXX semana del tiempo ordinario
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo 2. Lee despacio y entiende 3. Medita qué te dice la Palabra de Dios 4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Lucas 13, 18-21
En aquel tiempo, Jesús decía: ¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.
Y añadió: ¿A qué compararé el Reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.
Pistas: El Reino comienza en lo pequeño y después lo transforma todo. Y tantas veces tenemos la tentación de empezar por lo grande, espectacular o vistoso… Pero el Reino empieza porque te encuentres con Jesús y te llenes del Espíritu Santo cada día, porque dediques un poco de tu tiempo a rezar (como haces con este Evangelio). Comienza cuando pones amor en las pequeñas cosas, en tu forma de tratar a los demás, en tus quehaceres cotidianos. Comienza por el tipo de Iglesia que construyes con tu manera de ser cristiano, por tu manera de estar como cristiano en la sociedad… El Reino empieza en lo pequeño.
Y en el Reino hay vida (los pájaros anidan). Permitirás que otros puedan encontrar protección, puedan cobijarse. Tú traerás vida con tu ejemplo, con tu dedicación a Dios. El Reino transforma la realidad. Por eso, si lo haces presente, toda la masa fermentará.
¿Cómo va lo pequeño, lo cotidiano, en tu vida? Jesús lo explica muchas veces: el Reino no son apariencias. Por eso, este partido se juega en el día a día. Revisa lo cotidiano de tu vida y pon a Dios en el centro.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.