Martes 31 de octubre

Martes 31 de octubre
XXX semana del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo 2. Lee despacio y entiende 3. Medita qué te dice la Palabra de Dios 4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Lucas 13, 18-21
En aquel tiempo, Jesús decía: ¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.
Y añadió: ¿A qué compararé el Reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.

Pistas: El Reino comienza en lo pequeño y después lo transforma todo. Y tantas veces tenemos la tentación de empezar por lo grande, espectacular o vistoso… Pero el Reino empieza porque te encuentres con Jesús y te llenes del Espíritu Santo cada día, porque dediques un poco de tu tiempo a rezar (como haces con este Evangelio). Comienza cuando pones amor en las pequeñas cosas, en tu forma de tratar a los demás, en tus quehaceres cotidianos. Comienza por el tipo de Iglesia que construyes con tu manera de ser cristiano, por tu manera de estar como cristiano en la sociedad… El Reino empieza en lo pequeño.
Y en el Reino hay vida (los pájaros anidan). Permitirás que otros puedan encontrar protección, puedan cobijarse. Tú traerás vida con tu ejemplo, con tu dedicación a Dios. El Reino transforma la realidad. Por eso, si lo haces presente, toda la masa fermentará.
¿Cómo va lo pequeño, lo cotidiano, en tu vida? Jesús lo explica muchas veces: el Reino no son apariencias. Por eso, este partido se juega en el día a día. Revisa lo cotidiano de tu vida y pon a Dios en el centro.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Lunes 30 de octubre

Lunes 30 de octubre
XXX semana del tiempo ordinario

(Recuerda: 1. Pide el Espíritu Santo 2. Lee despacio y entiende 3. Medita qué te dice la Palabra de Dios 4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Lucas 13, 10-17
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.
Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: Seis días tenéis para trabajar: venid esos días a que os curen, y no los sábados.
Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro, y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado? A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

Pistas: Encontramos diferentes actitudes en el Evangelio de hoy. Por un lado, la mujer que glorifica a Dios. Había estado dieciocho años enferma. Tiempo para haberse desesperado. Pero Jesús se cruza en su camino. La llama, le impone las manos y se cura. Andar encorvado es también un símbolo del pecado, que te hace mirar a las cosas de abajo, que te hace mirarte a ti mismo, ser egoísta, no saber por dónde caminas, causa dolor y sufrimiento. Pero aparece Jesús, que libera y se acerca ti. Y todo cambia. Si te sientes como la mujer del Evangelio, da igual cuánto tiempo lleves así, busca a Jesús.
Por otro lado, el jefe de la sinagoga. Anclado en el cumplimiento, se encierra en las formas y no ve el fondo. El Evangelio de ayer nos decía que sin amor no se sostienen la Ley y los Profetas. Sin amor a Dios y al prójimo no se sostienen la religiosidad, ni la moral. ¿Qué es más importante para ti? ¿el estatus, la apariencia, la tradición, la letra, o Dios y las personas?
Los enemigos de Jesús quedan abochornados, porque les deja en evidencia. Les muestra su error y su rigidez.
Fíjate qué diferencia: la mujer que anda encorvada, escucha a Jesús y deja que le cure. Ellos, en cambio, escuchan a Jesús, pero no son capaces de decidir cambiar. Su hipocresía no les deja. No quieren saber la verdad ni vivir en ella. Sólo les mueve su propio interés. Por eso su vida es una mentira. Pero ellos se sienten satisfechos con su poder y su posición.
No. No hay caminos intermedios. Si dejas que la hipocresía entre en tu vida serás como el jefe de la sinagoga. Si te acercas a Jesús, acoges su salvación y aceptas la verdad que Él mismo es, todo cambiará y glorificarás a Dios.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Domingo 29 de octubre

Domingo 29 de octubre
XXX domingo del tiempo ordinario

(Recuerda: 1. Pide el Espíritu Santo 2. Lee despacio y entiende 3. Medita qué te dice la Palabra de Dios 4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba: Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley? Él le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.» Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.

Pistas: Amar, tal como Jesús lo entendía, vivía y explicaba, es el camino para estar en Dios, para conocer a Dios, para cumplir todo lo que Dios ha querido enseñarnos. Es el cimiento. Es un ejercicio que se fundamenta en la voluntad, no sólo en el sentimiento. Que nace de nuestro corazón que desea vivir el Reino de Dios. Y sin él nada tiene sentido.
Es una palabra muy gastada también. Llamamos amor a demasiadas cosas. Al rezar con el Evangelio de hoy piensa cuántas veces llamas amor a actitudes que se parecen más al egoísmo o al interés. Puedes leer 1 Cor 13 ( https://www.bibliacatolica.com.br/es/la-biblia-de-jerusalen/i-corintios/13/ ), te ayudará a comprender la visión bíblica del amor.
Éste es el camino y no hay otro: amar. Da igual que seas muy religioso, que hagas muchas cosas por los demás… Sin amor falta la base y todo será cada vez más vacío, absurdo y triste.
Una última reflexión antes de que releas el Evangelio y reces. El amor es un don de Dios, es el Don, es el Espíritu Santo. Sólo Dios ama perfectamente, tan perfectamente que se entrega a sí mismo a nosotros y nos llena de su presencia amorosa, nos llena del Espíritu Santo. Es amor que se entrega, que se da, que transforma, que llena de fuego, de dones, de vida a aquél que lo acoge. Y es tarea. El amor crece amando. El amor se conoce sabiéndose amado y amando.
Pide hoy el Espíritu Santo, el Amor, que te inunde y te lleve a amar como Dios ama.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Sábado 28 de octubre

Sábado 28 de octubre
Santos Simón y Judas, apóstoles

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele con tu oración)

Evangelio según san Lucas 6, 12-19
En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Pistas: Hay muchos temas sobre los que puedes orar y reflexionar en este Evangelio.
La oración: Jesús ora constantemente. Y cuando tiene que tomar decisiones intensifica su tiempo de oración, porque en su humanidad Jesús necesita la fuerza y la luz del Espíritu Santo para conocer y cumplir la voluntad de Dios, para poder entrar en relación con el Padre y traer el Reino a los hombres.
Ser discípulo. Jesús llama para que estén con Él y aprendan. También tú eres llamado a ser discípulo de Jesús y aprender cada día, conocerle mejor, amarle más…
La elección de los Doce. Entre ellos había de todo (Judas el traidor). Igual que en nuestra Iglesia. Dios llama y hay de todo. Unos son fieles, a pesar de sus pecados se convierten y acogen la misericordia de Dios. Y otros se equivocan y se alejan cada vez más.
Estar con Jesús, aprender de Él y ver cómo actúa, forma parte de ser discípulo.
El poder de la palabra de Jesús. Venían a oírlo de todos los sitios: escuchar a Jesús. El sufrimiento (la enfermedad) y el mal (el demonio) es vencido cuando aparece Jesús. La fuerza que sale de Jesús es el Espíritu Santo.
Tienes todas estas sugerencias en el Evangelio de hoy. Deja que Dios te hable en tu situación concreta. Lee despacio el Evangelio y párate en aquello que te interpele, que te llame la atención y te haga pensar. Léelo mirando a tu vida, a tu situación, a tus ilusiones y preocupaciones, y Dios te hablará.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Viernes 27 de octubre

Viernes, 27 de octubre
XXIX semana del tiempo ordinario

(Recuerda: 1. Pide el Espíritu Santo 2. Lee despacio y entiende 3. Medita qué te dice la Palabra de Dios 4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Lucas 12, 54-59
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: «Chaparrón tenemos», y así sucede. Cuando sopla el sur decís: «Va a hacer bochorno», y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?
Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.

Pistas: Aquellos que están viendo a Jesús y sus acciones no son capaces de entenderlo y aceptarlo, porque en realidad no quieren ver. La hipocresía no les deja ver, prefieren vivir en la mentira antes que buscar la verdad. Prefieren buscar excusas, porque no quieren ver ni quieren reconocer quién es Jesús. Prefieren quedarse cómodamente en sus situaciones personales y no disponerse a un cambio profundo de vida.
Tal vez nos suceda a nosotros esto en ocasiones: Dios obra en nuestra vida, actúa en la Iglesia, en la Historia, y preferimos no verlo. Buscamos justificaciones y miramos sólo lo que consideramos negativo. O partimos de nuestros prejuicios con tal de no entender lo que Dios nos quiere mostrar. Dios no está lejos, no se esconde, aunque para encontrarlo hay que buscarlo y hay que aprender a mirar. Sólo busca a Jesús, sólo acércate a la Iglesia, busca la verdad.
En la segunda parte parece que Jesús les está diciendo que hay prisa. En la vida hay momentos en los que hay que tomar decisiones y hay que actuar. Y si se deja pasar puede que se llegue a una situación en la que no haya remedio. Como en el día a día, tenemos que aprovechar las ocasiones y el momento oportuno para tomar decisiones. Ante Jesús también tienes que tomar una decisión. Exige discernimiento, sí; pero también decisión de actuar. No hay que esperar a que no tenga remedio, sino aprovechar el momento mientras vas de camino. Jesús escucha tu respuesta.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Jueves 26 de octubre

Jueves, 26 de octubre
XXIX semana del tiempo ordinario

(Recuerda: 1. Pide el Espíritu Santo 2. Lee despacio y entiende 3. Medita qué te dice la Palabra de Dios 4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Lucas 12, 49-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: He venido a prender fuego en el mundo: ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.

Pistas: A primera vista resultan extrañas las palabras de Jesús. Pero si lo miras desde la perspectiva de lo que sucederá tras su muerte, entenderás a qué se refiere. Jesús, resucitado por el poder del Espíritu Santo, envía ese mismo fuego, el del Espíritu. Y ya nada volverá a ser igual.
Los discípulos de Jesús participan de su bautismo, que aquí hace referencia a la muerte y resurrección. San Pablo dirá que por el bautismo somos sepultados con Cristo para nacer a la vida (Rom 6,4-6). Y su vida cambia, mueren al pecado y nacen a la vida nueva que Jesús ha venido a traer. Viven llenos del Espíritu Santo y guiados por Él, con la fuerza de sus dones.
Esto hará que sean rechazados en muchas ocasiones y perseguidos, como lo fue el mismo Jesús. El Evangelio refleja lo que las primeras comunidades viven. Creer en Jesús les lleva a tomar postura, sin amoldarse a los criterios de su tiempo. Y esto hace que muchos les rechacen, incluso sus propias familias. Pero eso no les importó, porque su vida estaba llena de Espíritu Santo, porque habían descubierto a Jesús.
Al leer este Evangelio puedes pensar en cómo es tu fidelidad a Dios, si arde en ti el fuego del Espíritu Santo. Es algo que no se puede esconder, que tiene que notarse en tu día a día, en tus relaciones con los demás, en tu trabajo o estudios, en tus quehaceres cotidianos, en tu tiempo libre, en tus diversiones… Y puede que esto haga que te señalen o te juzguen.
Creer en Jesús es ser valiente y ser fiel. Es arder en el fuego del Espíritu Santo. No valen medias tintas ni tibiezas, porque si no, la fe se apaga y se muere.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Miércoles 25 de octubre

Miércoles 25 de octubre
XXIX semana del tiempo ordinario

(Recuerda: 1. Pide el Espíritu Santo 2. Lee despacio y entiende 3. Medita qué te dice la Palabra de Dios 4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Lucas 12, 39-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del Hombre.
Pedro le preguntó: Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos? El Señor le respondió: ¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo al llegar lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si el empleado piensa: «Mi amo tarda en llegar», y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse; llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.

Pistas: Estar vigilantes, perseverancia, esfuerzo, responsabilidad… son palabras que resumen lo que nos enseña hoy el Evangelio.
“Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá”. Estas palabras de Jesús nos invitan a la responsabilidad. A veces hemos tratado de enseñar y vivir un cristianismo de rutinas y ritos, que no afecta en nada a la vida, a lo cotidiano. Y al final ese tipo de creencia se vuelve vacía. Y lleva a la frustración y al sufrimiento, a la increencia o a la hipocresía.
Sin embargo, si te preocupa no dejar entrar al mal y al pecado en tu vida (estar atento a que el ladrón no abra un boquete). Si quieres ser fiel al Señor porque sabes que te ama, que no hay mejor camino que servirle y corresponderle. Si no te apropias de lo que el Señor ha puesto en tus manos (como el empleado de la parábola). Si vives de este modo, ayudarás a Jesús a extender su Reino. Las personas que te rodean podrán descubrir el gran tesoro del Evangelio. Experimentarás la alegría de la fe y de contagiarla. Podrás ver cómo las cosas se transforman en tu propia vida y a tu alrededor. Cuanto más te entregues, más podrás percibirlo.
Elige entre una vida acomodada que acaba lejos de la fe, o la entrega y la fidelidad que te harán crecer, que transforma las cosas y está presente en tu día a día.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Martes 24 de octubre

Martes 24 de octubre
San Antonio María Claret, obispo

(Recuerda: 1. Pide el Espíritu Santo 2. Lee despacio y entiende 3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Lucas 12, 35-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas: Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle, apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela: os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y si llega entrada la noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos.

Pistas: Estar vigilantes es lo contrario de acomodarse, estar dispuesto es lo contrario de ser pasivos y perezosos. Jesús invita hoy a estar preparado. Porque la fe es un camino, no vale decir: “Ya creo, gracias Señor” y que esto no afecte para nada a tus decisiones, a tu día a día.
Estar vigilantes. Con la cintura ceñida (imaginaos la vestimenta judía, para ponerse en camino, para trabajar, había que ceñirse la ropa), dispuestos al trabajo, atentos a lo que Dios pida. Con las lámparas encendidas, con la luz del Espíritu Santo en el corazón, llenos de Él y sus dones, para no andar a oscuras, con miedo, tropezando… sino ver el camino que Dios nos pide. Para poder abrir al Señor cuando venga y llame. Para lo que sea, cuando sea. En castellano lo decimos con un refrán “no dejar para mañana…”. La mediocridad, la pereza, acomodarse en el pecado o la mentira… es un camino contrario a la fe en Jesús e impide que crezcamos, que seamos felices, que podamos abrir la puerta a Cristo.
Revisa con todo esto tu vida ¿Te da pereza dedicar tiempo a la oración, a conocer más a Jesús, a dejar que Dios sea el centro de tu vida? Jesús te invita a estar preparado, vigilante, dispuesto, con la luz del Espíritu en ti, con la puerta abierta para cuando Él llegue. Pídele que no te deje anclarte y ponte en camino.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración

Lunes 23 de octubre

Lunes, 23 de octubre
San Juan de Capistrano, presbítero

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: Maestro dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. Él le contestó: Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros? Y dijo a la gente: Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.
Y les propuso una parábola: Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha. Y se dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: «Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date buena vida». Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?» Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.

Pistas: “Guardaos de toda clase de codicia”. Jesús intenta enseñar siempre a no llevar una vida superficial o materialista. En la sociedad judía estaba muy arraigada la idea de que la prosperidad material es signo de la bendición de Dios. Y el cambio de perspectiva de Jesús es importante. Si caes en la codicia, lo material, la posición social, el tener será el centro de tu vida. Te des cuenta o no, será así.
Jesús dice que serás necio si vives sólo para lo material. Si tener, comer, beber y darte buena vida es tu máxima aspiración. Porque tu vida estará llena de cosas materiales y de actividades, pero, piénsalo bien ¿acumular dinero y cosas da la felicidad? ¿cuántas personas conocemos que tienen su vida ‘solucionada’ en lo económico pero notan que les falta algo, se sienten vacías?
Jesús propone ser rico ante Dios. Entrar en relación con Él, conocerle cada vez mejor y vivir como hijo suyo. No hay nada de malo en lo material, en disfrutar de las cosas de la vida, siempre y cuando no se conviertan en ídolos que sustituyen a Dios o te lleven a pecar alejándote de Dios.
La Vida, la vida verdadera, la vida plena, es don de Dios. Y cuanto más cerca estés de Él más plena va a ser tu existencia, que además no termina aquí sino que se abre a la eternidad. Es don de Dios, y tarea, porque se acoge libremente, porque tú tienes que elegir hacer crecer tu vida de fe y vivirla en tus decisiones y acciones. Se trata de vivir como discípulo de Jesús, y sólo así serás “rico ante Dios”, porque acogerás su gracia y su salvación, y entonces comprenderás que ya no te falta nada

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Domingo 22 de octubre

Domingo, 22 de octubre
Ciclo C. XIX del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Mateo 22, 15-21

En aquel tiempo, los fariseos se retiraron y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no te fijas en las apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: ¡Hipócritas!, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto. Le presentaron un denario. Él les preguntó: ¿De quién son esta cara y esta inscripción? Le respondieron: Del César. Entonces les replicó: Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Pistas: En una sociedad dividida como la judía, esta pregunta pretendía comprometer a Jesús. Por un lado, los partidarios de Herodes eran colaboracionistas con los romanos. Por otro, los zelotes y, en teoría, los fariseos no estaban dispuestos a permitir que una nación extranjera dominase al pueblo de Dios y se oponían al impuesto. Así que, fuese cual fuese la respuesta de Jesús se iba a enfrentar con una de las posiciones.
Detrás de la pregunta no hay ningún deseo de buscar la verdad. Utilizan todos los recursos a su alcance para intentar quitar a Jesús del medio. Les molesta que Jesús viva en la verdad porque les señala sus pecados. Y le tienden una trampa.
Nuestra sociedad actual no es muy distinta ¿Cuántas veces vamos contra el inocente porque nos deja en evidencia? ¿Cuántas veces fomentamos la división, sin importarnos la verdad, para lograr nuestros fines? La hipocresía, la apariencia, mantener la imagen o la posición siguen siendo en nuestra sociedad el origen de muchos males.
La respuesta de Jesús es sorprendente. A aquellos que no buscan la verdad les intenta poner frente a su verdadera motivación: "¿Por qué me tentáis?" Pero no responden. Realmente buscan tener motivos para acusar a Jesús. Así que Jesús contesta de tal modo que hace que cada cual tiene que enfrentarse a su propia realidad y decidir personalmente: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
No significa que los cristianos tengamos que mantenernos al margen de la vida política y administrativa. Busca dejar patentes tus motivaciones y que cada uno dé sus propias respuestas.
El Evangelio te plantea que tienes dos opciones: Vivir en la verdad o dejar que la hipocresía, la mentira y el interés se apoderen de tu vida. Si das a Dios lo que es de Dios eso te hará luchar por una sociedad justa y encontrar el camino para hacerlo.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.