Sábado 31 de octubre

Sábado, 31 de octubre
XXX semana del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Lucas 14, 1. 7-11
En aquel tiempo, entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este ejemplo: Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro, y te dirá: Cédele el puesto a éste. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

Pistas: Los puestos, los honores, el reconocimiento, el orgullo, el postureo y las apariencias. ¡Esto sigue tan de moda! Tal vez incluso en muchas cosas de tu propia vida. Pero Jesús eligió y enseñó el camino de la humildad.
¿Qué significa ser humilde? La humildad es lo contrario del orgullo y la soberbia, también del tenerse por menos o despreciarse dejando así de usar los dones que Dios nos da y no pudiendo alcanzar la plenitud de vida que nos quiere regalar. La humildad tiene que ver con la verdad. Reconocer la verdad de quién soy y quién es Dios, mi lugar respecto a los demás y en el mundo. Soy un pecador, soy débil, pero soy hijo de Dios, tengo la fuerza del Espíritu Santo y sus dones. Ser humilde abre la puerta a los dones de Dios.
En realidad, la humildad hace ver que la vida sin Dios no conduce a la felicidad. Necesito a Dios en mi vida, en mis decisiones, en mi realidad. Dicho de otro modo: sé que por mí mismo, por mis solas fuerzas, no voy a encontrar felicidad (por eso el que se enaltece será humillado). La humildad permite vivir en el amor porque hace descubrir que el verdadero tesoro es vivir como Jesús (que fue “manso y humilde”), que amó y sirvió hasta entregar la vida. Siendo Dios eligió el camino de la entrega y el amor.
Enaltecerse lleva a la caída y al sufrimiento. Hoy Jesús te propone otro camino: el de la verdad, el amor, la verdadera grandeza, la paz… y pasa por la humildad. Revisa tu vida a la luz de este Evangelio.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Viernes 30 de octubre

Viernes, 30 de octubre
XXX semana del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Lucas 14, 1-6
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Jesús se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y dirigiéndose a los letrados y fariseos, preguntó: ¿Es lícito curar los sábados, o no? Ellos se quedaron callados.
Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: Si a uno de vosotros se le cae al pozo el burro o el buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado? Y se quedaron sin respuesta.

Pistas: Hay que ver cómo somos a veces las personas… Cuando alguien se encierra en ideologías, en posturas inamovibles; puede quedarse sin descubrir la verdad. Es más, puede ser el más ciego del mundo creyéndose el que mejor ve.
También pone de manifiesto la doble vara de medir. No hay que irse tan lejos para ver cuánta hipocresía podemos alcanzar: políticos que prometen y dicen una cosa, pero hacen la contraria; curas, monjas, padres, madres, maestros, empresarios, policías… Tú y yo ¿cuántas veces usamos la doble vara de medir? ¿cuántas veces estamos instalados en la hipocresía, en la apariencia, en el juicio y en el fondo nos da igual la verdad, nos da igual el de al lado?
Jesús propone un camino de autenticidad, cuyo resumen es el amor, como leíamos hace poco. ¿Amaban aquellos letrados y fariseos del Evangelio al hombre enfermo? Es más ¿lo veían si quiera? Y nosotros ¿amamos? ¿buscamos la verdad? ¿vemos lo que nos rodea? Es tan fácil dejarse arrastrar por la masa, es tan fácil volverse un mediocre y acomodado. Pero Jesús nos propone otro camino ¿Estás dispuesto a dejarte transformar por Él y seguirle?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Jueves 29 de octubre

Jueves, 29 de octubre
XXX semana del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Lucas 13, 31-35
En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte.
Él contestó: Id a decirle a ese zorro: «Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término». Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: «Bendito el que viene en nombre del Señor».

Pistas: La situación de Jesús no es nada cómoda. Herodes había acabado con Juan Bautista.
Un grupo de fariseos, de los que a veces le atacan y conspiran contra Él, en esta ocasión le avisan de las intenciones del rey. Y la respuesta de Jesús es clara. Él sabe que tiene que cumplir lo que el Padre le encomienda. No se deja subyugar por el poder político.
¿No debería ser así la Iglesia siempre? ¿No deberíamos ser así los discípulos de Jesús? Libres y valientes. Es Dios quien determina los plazos y Jesús lo tiene claro.
Puedes pensar en cómo es tu relación con el poder (con el dinero y los influyentes). ¿Qué lugar ocupan en tu corazón? ¿Dejas a Dios el primer puesto? ¿Te preocupas por conocer y obedecer su voluntad?
También hay cierto simbolismo en la respuesta: al tercer día subirá a Jerusalén. Jesús intuye cuál va a ser su final. Cuántas veces intentó que se convirtiera Jerusalén… Pero su corazón endurecido no se lo permite y Jesús se lamenta por ello.
Jerusalén es la ciudad elegida por Dios, pero lejos de ganarse ese favor día a día y vivirlo con humildad, se muestra engreída, caprichosa, desobediente y rebelde. Y Jesús les avisa de lo que va a suceder… No amenaza sino que avisa, invitándolos a la conversión.
Jesús trató muchas veces de convertir a Jerusalén, pero las autoridades religiosas se resistían, anclados en su comodidad y en una sociedad que moldearon a su antojo y se fue alejando de Dios. Pero como siempre, tenemos que dejar a la Palabra de Dios hablarnos: Y ¿tú y yo, nos resistimos a convertirnos? ¿Queremos seguir anclados en posturas cómodas y no escuchamos a Jesús? No dejes que tu casa se quede vacía y llénala de Dios.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Miércoles 28 de octubre

Miércoles, 28 de octubre
San Simón y San Judas, Apóstoles

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Lucas 6, 12-19
En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Pistas: el otro día me preguntaba una señora: pero si Jesús es Dios ¿a quién ora? ¿por qué reza? Esta pregunta esconde una verdad fundamental de nuestra fe: Jesús es verdadero hombre, el Hijo de Dios se hace hombre con todas las consecuencias. Por tanto, su humanidad necesita orar al Padre y llenarse del Espíritu Santo. Necesita abrir el entendimiento, la voluntad, el ser al Padre. Hablar con Él, escucharle.
La elección de los Doce era algo tan trascendental para Jesús que se pasó la noche en oración. Elige unos hombres para que estén con Él y les nombra apóstoles, testigos. Jesús tiene conciencia de la importancia de lo que va a suceder en su vida. Por eso, busca unos hombres que lo testifiquen y ayuden a continuar lo que Él está iniciando.
Uno le sale mal, Judas. Da qué pensar. Si el Hijo de Dios eligió un traidor -al principio no lo era, seguro que estaba impresionado por Jesús como el que más- ¿cómo no va a haber en la Iglesia personas que se equivoquen, que fallen, que hagan daño? Incluso es un aviso para estar vigilantes: hoy estamos muy convencidos, pero podemos dejarnos llevar por el mismo camino que Judas…
Los nombra en el monte, el lugar de las teofanías en el Antiguo Testamento, donde Dios se manifiesta al hombre, revela las tablas de la Ley… Son Doce, igual que las doce tribus de Israel. Es el nuevo pueblo, la nueva alianza. Jesús tiene conciencia de que algo nuevo está sucediendo a través de Él.
Y baja con ellos del monte. Ante sus apóstoles predica, cura, sana, salva. De Jesús sale una fuerza que transforma todo. Jesús realizó todo eso y encargó a sus discípulos continuar la obra. Por eso, ahora, nosotros, su Iglesia, llenos del Espíritu Santo, estamos llamados a ser en el mundo también un signo de su amor y su salvación.
Orar, la elección, la misión, uno que falla, quién es Jesús, qué hace, la misión de los Doce y de la Iglesia… muchos temas para orar, deja que Dios te hable.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Solemnidad de Todos los Santos

Evangelio según San Mateo 5,1-12a.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.»

Martes 27 de octubre

Martes, 27 de octubre
XXX semana del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Lucas 13, 18-21
En aquel tiempo, Jesús decía: ¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.
Y añadió: ¿A qué compararé el Reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.

Pistas: El Reino de Dios se parece a un grano de mostaza, a un poco de levadura. Fíjate en que estos ejemplos ponen de manifiesto el poder de lo que parece pequeño. La semilla de mostaza es algo minúsculo. Un poco de levadura parece insignificante. Pero no es débil, sólo es pequeño, parece poca cosa, necesita tiempo. Y una vez que está en marcha, la planta se convierte en arbusto, la levadura transforma toda la masa.
¿En qué nos jugaremos nosotros hacer presente el Reino de Dios en nuestra vida? En lo cotidiano, en lo que parece insignificante, en lo pequeño.
Otro detalle importante que deja de manifiesto este texto es que el Reino es un don, realiza la obra por su propia fuerza. Aunque requiere nuestra colaboración. No pisar la planta que nace, mezclar la levadura en la masa. Dios va delante. Él tiene la iniciativa, en la Iglesia y en tu propia vida.
Deja hablar a este Evangelio en tu corazón ¿qué te está diciendo hoy Dios a ti? ¿cómo puedes hacer que su Reino crezca en ti y en la sociedad?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Lunes 26 de octubre

Lunes, 26 de octubre
XXX semana del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Lucas 13, 10-17
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.
Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: Seis días tenéis para trabajar: venid esos días a que os curen, y no los sábados.
Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro, y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado? A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

Pistas: Encontramos diferentes actitudes en el Evangelio de hoy. Por un lado, la mujer que glorifica a Dios. Había estado dieciocho años enferma. Tiempo para haberse desesperado. Pero Jesús se cruza en su camino. La llama, le impone las manos y se cura. Andar encorvado es también un símbolo del pecado, que te hace mirar a las cosas de abajo, que te hace mirarte a ti mismo, ser egoísta, no saber por dónde caminas, causa dolor y sufrimiento. Pero aparece Jesús, que libera, se acerca ti y todo cambia. Si te sientes como la mujer del Evangelio, da igual cuánto tiempo lleves así, busca a Jesús.
Por otro lado, el jefe de la sinagoga. Anclado en el cumplimiento, se encierra en las formas y no ve el fondo. El Evangelio de ayer nos decía que sin amor no se sostienen la Ley y los Profetas. Sin amor a Dios y al prójimo no se sostienen la religiosidad, ni la moral. ¿Qué es más importante para ti? ¿el estatus, la apariencia, la tradición, la letra? ¿o Dios y las personas?
Los enemigos de Jesús quedan abochornados, porque les deja en evidencia. Les muestra su error y su rigidez.
Fíjate qué diferencia: la mujer que anda encorvada, escucha a Jesús y deja que le cure. Ellos, en cambio, escuchan a Jesús, pero no son capaces de decidir cambiar. Su hipocresía no les deja. No quieren saber la verdad ni vivir en ella. Sólo les mueve su propio interés. Por eso su vida es una mentira. Pero ellos se sienten satisfechos con su poder y su posición.
No. No hay caminos intermedios. Si dejas que la hipocresía entre en tu vida serás como el jefe de la sinagoga. Si te acercas a Jesús, acoges su salvación y aceptas la verdad que Él mismo es, todo cambiará y glorificarás a Dios.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Domingo 25 de octubre

Domingo, 25 de octubre
XXX semana del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba: Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
El le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.» Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.

Pistas: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.» «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Todo lo que Dios ha querido contarnos (la Ley y los profetas) se sostiene aquí. Ésta es la clave de la vida de cualquiera que quiera seguir la enseñanza de Jesús. Por ello, merece la pena que lo intentes aterrizar en tu vida.
En abstracto amar suena a película romántica, a sentimientos. Si has sufrido por amor tal vez te duela y lo consideres mentira, cuentos de hadas o falsas promesas. El amor del que Jesús habla se ejemplifica en su entrega en la cruz. Es el amor hasta el extremo, hasta dar la vida por sus amigos, pero también por sus enemigos, por aquellos que no le quieren ni le aceptan. Un amor que es fidelidad al Padre, que se concreta en todo lo que Jesús hace y dice. El amor de las bienaventuranzas, al instituir la Eucaristía, al enseñar, sanar, liberar. El amor al dar el Espíritu Santo.
El amor hay que aterrizarlo. ¿Por qué puedo amar? Porque Dios me ha amado primero, porque Jesús me ha enseñado el camino del amor. No como una teoría, sino como amor a mí, a ti. Dios te ama, a ti que estás leyendo esto, con un amor incondicional, perfecto, eterno… quiere que lo sepas y lo experimentes. Y al saberlo elijas corresponderle. El amor no es sólo sentimiento (a veces se siente muy fuerte, pero no es sólo emoción, porque un padre no deja de querer a sus hijos aunque venga “cansado” y no lo “sienta”, o esté enfadado), amar de verdad trae consigo la decisión, la elección de amar, aunque a veces “no se sienta”.
Amar a Dios con todo el corazón, con todo el ser, con toda el alma. ¿Lo haces? ¿quieres hacerlo? ¿en qué se nota que lo haces? ¿qué tienes que cambiar? ¿rezas, buscas, pides, ofreces? ¿tu tiempo, tus fuerzas, tu dinero, tus energías para quien son?
Amar al prójimo como a uno mismo. Al que te corresponde es fácil, o al que te sale de dentro. Pero el prójimo es el que está al lado, también el que no se lo merece. ¿Qué haces tú para amar al prójimo? Son tiempos complicados, parece que el distanciamiento social nos tiene que hacer como una especie de ermitaños encerrados en nosotros mismos, egoístas… Se pueden abrir muchos caminos de amor al prójimo. Piensa en tu vida concreta ¿cuántas cosas haces por los demás gratuitamente, sin que sea una obligación, sin que esperes algo a cambio? ¿ves al que te necesita, al pobre, al que está solo, triste, cansado…? ¿perdonas, comprendes, ayudas?
Muchas cosas he escrito en estas pistas, pero al final sólo una es importante: Dios te ama ¿tú le amas a Él? ¿le amas en el prójimo?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Domingo 24 de octubre

Domingo, 24 de octubre
XXX semana del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba: Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
El le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.» Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.

Pistas: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.» «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Todo lo que Dios ha querido contarnos (la Ley y los profetas) se sostiene aquí. Ésta es la clave de la vida de cualquiera que quiera seguir la enseñanza de Jesús. Por ello, merece la pena que lo intentes aterrizar en tu vida.
En abstracto amar suena a película romántica, a sentimientos. Si has sufrido por amor tal vez te duela y lo consideres mentira, cuentos de hadas o falsas promesas. El amor del que Jesús habla se ejemplifica en su entrega en la cruz. Es el amor hasta el extremo, hasta dar la vida por sus amigos, pero también por sus enemigos, por aquellos que no le quieren ni le aceptan. Un amor que es fidelidad al Padre, que se concreta en todo lo que Jesús hace y dice. El amor de las bienaventuranzas, al instituir la Eucaristía, al enseñar, sanar, liberar. El amor al dar el Espíritu Santo.
El amor hay que aterrizarlo. ¿Por qué puedo amar? Porque Dios me ha amado primero, porque Jesús me ha enseñado el camino del amor. No como una teoría, sino como amor a mí, a ti. Dios te ama, a ti que estás leyendo esto, con un amor incondicional, perfecto, eterno… quiere que lo sepas y lo experimentes. Y al saberlo elijas corresponderle. El amor no es sólo sentimiento (a veces se siente muy fuerte, pero no es sólo emoción, porque un padre no deja de querer a sus hijos aunque venga “cansado” y no lo “sienta”, o esté enfadado), amar de verdad trae consigo la decisión, la elección de amar, aunque a veces “no se sienta”.
Amar a Dios con todo el corazón, con todo el ser, con toda el alma. ¿Lo haces? ¿quieres hacerlo? ¿en qué se nota que lo haces? ¿qué tienes que cambiar? ¿rezas, buscas, pides, ofreces? ¿tu tiempo, tus fuerzas, tu dinero, tus energías para quien son?
Amar al prójimo como a uno mismo. Al que te corresponde es fácil, o al que te sale de dentro. Pero el prójimo es el que está al lado, también el que no se lo merece. ¿Qué haces tú para amar al prójimo? Son tiempos complicados, parece que el distanciamiento social nos tiene que hacer como una especie de ermitaños encerrados en nosotros mismos, egoístas… Se pueden abrir muchos caminos de amor al prójimo. Piensa en tu vida concreta ¿cuántas cosas haces por los demás gratuitamente, sin que sea una obligación, sin que esperes algo a cambio? ¿ves al que te necesita, al pobre, al que está solo, triste, cansado…? ¿perdonas, comprendes, ayudas?
Muchas cosas he escrito en estas pistas, pero al final sólo una es importante: Dios te ama ¿tú le amas a Él? ¿le amas en el prójimo?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Sábado 24 de octubre

Sábado, 24 de octubre
XXIX semana del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Lucas 13, 1-9
En aquella ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo.
Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde? Pero el viñador contestó: Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás.

Pistas: Dios castiga a los malvados, si alguien sufre es porque se lo merece… Esta mentalidad estaba arraigada en el judaísmo. Era la imagen de un dios castigador que servía también para señalar a los demás creyéndose mejores.
Jesús enseña que Dios es Padre, es amor, es misericordia, que quiere la vida y la plenitud del hombre. Pero éste es realmente libre. Las palabras de Jesús no son una amenaza, son una advertencia de las consecuencias del pecado y de no querer salir de él. Por eso Jesús dice que “si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera”. Es una invitación a cambiar de vida.
Se comparaban los judíos que se tenían por justos con los que padecían enfermedades o desgracias, señalándolos como pecadores, y creyéndose mejores. Tal vez nosotros hagamos esto también algunas veces. Señalamos los pecados de los demás para sentirnos justificados o para acallar nuestra conciencia. Jesús advierte: no sois mejores. Y si no os convertís…
Por último, la parábola de la higuera. El viñador quiere salvar la higuera, quiere que dé fruto, la cuida, la trabaja, le da oportunidades…. y espera. También tú tienes una oportunidad más, para dar fruto, para vivir en plenitud. Dios te espera. Así pues, deja que cambie tu corazón, llene tu vida, te dé su fuerza y así darás fruto.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.