Martes 31 de diciembre
San Silvestre I, papa
Día VII dentro de la octava de Navidad
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)
Comienzo del santo evangelio según san Juan 1, 1-18.
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo:
—«Este es de quien dije: «El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.»»
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
Pistas: La Palabra es luz en la tiniebla, luz del mundo, revelación. El Hijo que nos cuenta cómo es Dios y nos hace hijos de Dios. Es encarnación, se hace uno de nosotros. Plenitud que nos hace plenos y libres porque por medio de Él recibimos gracia tras gracia. Viene a tu casa, viene al mundo, viene como luz y se puede recibirla o no. Tú decides.
Es un misterio tan grande… Hasta para los que vivieron con Jesús fue complicado descubrir lo que San Juan explica de un modo tan inspirado, tan diferente y lleno de imágenes, en el prólogo de su Evangelio. Sólo asomándose con fe al misterio se puede llegar a vislumbrar que la Palabra se encarne, que el Hijo se haga hombre.
Esta noche comenzamos un nuevo año. Fiesta familiar y con amigos. Seguro que muchos propósitos, cosas que queremos mejorar en nuestra vida, otras que queremos eliminar o cambiar. Este Evangelio nos da la clave: ¿Quieres luz? ¿Quieres verdad? ¿Quieres fuerzas? ¿Quieres a Dios en tu vida? Pon a Jesús en tu vida este año que comienzas. Asómate a su misterio y tendrás vida, luz y brillo.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.