Viernes 31 de mayo

Viernes 31 de mayo
Visitación de la Bienaventurada Virgen María

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Lucas 1, 39-56
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» María dijo:
-«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Pistas: El ángel había dicho a María que su prima Isabel, una anciana, estaba embarazada. Y María va a verla. El relato del encuentro de las dos mujeres está lleno de simbolismo en el relato de Lucas. Fijémonos en algunos detalles.
El Espíritu Santo llena a Isabel. Jesús trae la plenitud del Espíritu Santo. Encontrarse con Jesús implica llenarse del Espíritu. No deja indiferente. E Isabel (y Juan el Bautista en su seno) reconocen al Señor, a Jesús. El Espíritu hace alabar a Dios, reconocer la verdad, ser profetas. Isabel confirma lo que el ángel había dicho a María.
María lleva a Jesús y su sola presencia hace que la gracia de Dios actúe. Y si nosotros llevamos a Jesús ¿no sucederá lo mismo? ¿no te sucede algo parecido cuando te encuentras con una persona “llena de Dios”? Contaba un niño de un sacerdote: “Es como si te quisiera abrazar cuando te habla. Cree mucho”.
Bendición, dicha, alegría, cumplimiento de las promesas… y todo sin que tengas que hacer cosas extraordinarias: “¿Quién soy yo para que…?” Porque así es la gracia de Dios. Sólo necesita nuestro “sí, hágase”. Y aquel que se fía de Dios lo lleva a los demás: Juan salta en el seno de su madre, Isabel habla a voz en grito, María alaba a Dios…
La Virgen responde con una oración que la Iglesia reza en vísperas cada tarde, el Magnificat. Es una alabanza a Dios por lo que ha hecho en ella y por lo que hace en medio de su pueblo. Léela despacio y hazla tuya, pensando en las bendiciones que Dios te ha regalado, en el alcance de lo que sucede en María –el Hijo de Dios se hace hombre para salvarnos-, en acontecimientos concretos de la historia de la salvación, de la Iglesia y de tu propia vida.
Alaba y bendice a Dios con María. Y si alguna frase te llama la atención, párate, repítela, piénsala, dirígete a Dios con tus propias palabras.
Vuelve a leer el Evangelio ¿qué te dice la Palabra? ¿dejas que Dios actúe dentro de ti? ¿eres vehículo para llevar su Palabra a otros? Y reza con ello.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Solemnidad de la Ascensión del Señor

Evangelio según San Lucas 24,46-53.
Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día,
y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados.
Ustedes son testigos de todo esto.»
Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto».
Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo.
Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría,
y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios.

Jueves 30 de mayo

Jueves 30 de mayo
San Fernando

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Juan 16, 16-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver.» Comentaron entonces algunos discípulos:
—«¿Qué significa eso de «dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver», y eso de «me voy con el Padre»?» Y se preguntaban:
—«¿Qué significa ese «poco»? No entendemos lo que dice.»
Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:
—«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: «Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver»? Pues sí, os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.»

Pistas: “El mundo estará alegre”. Cuando Jesús habla del mundo se refiere a los que no creen, a sus enemigos. Estarán alegres ante su muerte y la aparente victoria sobre Él. En cambio, los amigos de Jesús estarán tristes.
¿Cuántas veces en tu vida parece que vence el mal y que los malvados van a triunfar? ¿Cuántas veces parece que Dios no está?¿Cuántas veces no eres capaz de ver a Jesús? Incluso ¿cuántas veces no entiendes nada? Y, sin embargo, “poco más tarde” vuelves a sentir que está a tu lado y tu tristeza “se convertirá en alegría”.
Ésta es la buena noticia de la Pascua: Jesús sigue presente en la comunidad, envía el Espíritu Santo. Jesús te hace partícipe de su victoria sobre la muerte, el mal y el pecado. El mundo estará alegre pensando que ha vencido, pero si dejas actuar en tu vida a Jesús, le volverás a ver y tu tristeza se convertirá en alegría.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Miércoles 29 de mayo

Miércoles 29 de mayo
VI semana de Pascua

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Juan 16, 12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará.»

Pistas: En el diálogo con sus discípulos, después de la Última Cena, Jesús ha presentado y prometido el Espíritu Santo. ¿Y quién es? Es otro Paráclito (que significa Defensor, el que está al lado). Será enviado desde el Padre y continúa lo que Jesús empezó (Jn 14, 16s). No es Jesús, pero no hay ruptura, sino continuidad. Es otro como Él (por eso Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo). Ayudará al discípulo de Jesús y a la comunidad a profundizar, desentrañar y actualizar la revelación de Jesús. Estará siempre con ellos. El Espíritu les permite acceder a Jesús resucitado y hacerlo siempre presente. Descubren que no es un acontecimiento ni una persona del pasado. Es el que enseña y recuerda lo que Jesús reveló (Jn 14, 26). Es testigo de Jesús (Jn 15, 26-27). También para el creyente en su interior (en su propio proceso de fe) y en la comunidad que cree y a su vez da testimonio. Defiende y confirma a Jesús, haciendo justicia, dando salvación. (Jn 16, 5-11) Comunica la vida de Dios y sus dones.
Hoy Jesús les cuenta algo muy importante: el Evangelio, Jesús mismo, no se puede entender ni descubrir en profundidad sin el Espíritu Santo. No pueden «cargar» con ello. Esto significa que no puedes entrar en relación auténtica con Jesús sin el Espíritu Santo. La fe que has recibido por tradición no se puede acoger en plenitud sin el Espíritu Santo. Sin su presencia y sus dones sólo será una teoría.
No es que el Espíritu revele cosas nuevas, sino que ayuda a entender, a conocer y a vivir la profundidad de lo que Jesús ha revelado y la Iglesia transmite. En tu vida esto significa la diferencia entre, por un lado, una fe de costumbres, una tradición o unas ideas; y una fe viva, el encuentro con Jesús resucitado, los dones del Espíritu. Es la diferencia entre conocer cosas de alguien o conocer a alguien a quien se ama y que te ama.
El Espíritu que glorifica a Jesús, que lo resucita, continúa permitiendo conocer a Jesús y a través de Él al Padre. Jesús es el camino abierto al Padre y el Espíritu Santo la fuerza para recorrerlo.
No te preocupes si todo esto te parece complicado. Lo irás entendiendo y descubriendo poco a poco. Por eso si te suena bien, si dices: “quiero eso en mi vida”, quiero más de Dios, recuerda que Jesús cumple sus promesas. Pide que venga nuevamente con poder el Espíritu Santo a ti y también a ti el Espíritu te llevará a conocer, a descubrir, a entender, a sentir…

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Martes 28 de Mayo

Martes 28 de mayo
VI semana de Pascua

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Juan 16, 5-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: «¿Adónde vas?» Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, lo que os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Defensor. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado.»

Pistas: San Juan sitúa un largo diálogo de Jesús con sus discípulos después de la Última Cena. Estos días leemos pasajes que nos hablan del Espíritu Santo. Hoy nos dice que la venida del Defensor demostrará (dejará convicto) al mundo de un pecado, una justicia y una condena.
El pecado es no creer a Jesús y no acogerle, por eso le matan. Les resulta molesto y chocante para su mentalidad mundana. El Defensor rebate al mundo que no cree y le resucita. Jesús resucitado permanece en la comunidad y el Espíritu actúa en ella. Pero deja convicto al mundo porque éste sigue sin creer.
La justicia: Jesús va al Padre, es inocente de lo que le acusan. Tiene razón en que es enviado por el Padre y es ratificado en sus pretensiones: Jesús es el Hijo, el camino, la verdad, la vida, la luz, la Palabra… Ésa es la justicia: la acción salvadora de Dios manifestada y realizada en Jesús y continuada por el Espíritu Santo.
Y, por último, una condena: Satanás, el mal, ha sido condenado, para siempre. También en la comunidad. Y sucederá como con Jesús, el mal intentará triunfar, pero el Defensor (el Espíritu Santo) no lo permitirá.
Tal vez todo esto te parezca complicado, pero es muy importante para tu vida de fe. Si te encuentras con Jesús, si ves que la fe se está despertando en tu corazón, es que el Espíritu Santo está actuando. Si te acercas a Jesús y quieres su verdad, su vida, su luz, su alegría, su paz, que sus promesas se cumplan, sólo será posible con el Espíritu Santo. Por eso, pídelo. Aprende a conocerlo. Deja que su fuego se encienda en tu interior y te llene de sus dones. Que no sea una brasa mortecina, una palabra más que se dice al final del «gloria al Padre» o cuando te santiguas.
Seguiremos profundizando en esto, pero recuerda que el Espíritu Santo no es una idea, una teoría o un concepto. Es Dios. Por eso, rézale, pídele, abre el corazón y actuará en ti.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Lunes 27 de mayo

Lunes 27 de mayo
San Agustín de Canterbury, obispo

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Juan 15, 26-16, 4a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.
Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho.»

Pistas: En nuestra cultura moderna nos cuesta mucho abrirnos a lo sobrenatural, a lo trascendente. Por eso puede parecernos tan difícil asomarnos a la persona del Espíritu Santo. Jesús lo promete repetidamente. Enviado por el Padre será el que continúe lo que Él empezó. Dará fuerza para vivir como Jesús enseña, para comprender, para avanzar. Será el alma de la comunidad que quedará cuando muera y resucite.
Hoy Jesús te dirige a ti las mismas palabras: te envía el Espíritu de la verdad, que da testimonio de quién es Él. Que hace poder entender desde la fe la realidad que está por encima de nuestras posibilidades: que Jesús está vivo y resucitado, que ha vencido a la muerte, que nuestra sed de plenitud y felicidad puede ser saciada.
Y ante la verdad de Jesús es imposible permanecer impasible. Hay que dar testimonio. Pero ese testimonio muchas veces será rechazado e incluso perseguido. Jesús no engaña a nadie. Avisa de lo que sucede. Por desgracia, sigue sucediendo en nuestro mundo, que rechazamos lo que nos beneficia, lo que nos puede dar vida y salvación.
Tú tienes la presencia del Espíritu de Dios en ti. Avívala para poder entender. Pídele a Dios que su Espíritu Santo esté más fuerte y poderoso en ti. Que todo esto que rezas cada día no sea una teoría sino realidad y vida.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Domingo 25 de mayo

Domingo 26 de mayo
VI domingo de Pascua

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Juan 14, 23-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: «Me voy y vuelvo a vuestro lado.» Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»

Pistas: ¿Qué promesas hace Jesús? ¿qué regalos hará Jesús resucitado?
Dará la presencia de Dios. Si le amas, Dios estará en ti y tú en Dios. No como algo externo, sino permanente, profundo.
El camino para amarle es la palabra, es conocerle. Una palabra que transforma, que hay que guardar porque nos revela quién es Dios.
En esta tarea no estás solo. Jesús promete el Espíritu Santo, el que enseña todo y hace entender. Se acerca la fiesta de Pentecostés, en la que recordaremos cómo este día cambió la historia de la Iglesia naciente.
Jesús promete la paz. No como la del mundo (¿cómo es esa paz? ¿cuánto dura? ¿en qué se fundamenta?). La paz de Jesús se basa en su presencia, en su victoria, en su poder. Una paz que da valor y afianza.
Todas estas promesas son para ti. Se cumplen en la Iglesia. Se han cumplido desde el inicio de la Iglesia, y también ahora para tu vida y tu comunidad. ¿Qué te está diciendo la Palabra de Dios hoy?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Sábado 25 de mayo

Sábado 25 de mayo
San Beda el Venerable, presbítero y doctor de la iglesia
San Gregorio VII, papa
Santa María Magdalena de Pazzi, virgen

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Juan 15, 18-21
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mi antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: «No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.»
Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.»

Pistas: Jesús contrapone, por un lado, el mundo y los que son del mundo –aquellos que no conocen al Padre-. Por otro, sus discípulos, a quienes ha escogido sacándolos del mundo. En la sociedad, a poco que nos fijemos, descubrimos que el mal busca la manera de “conectarse”, que va formando como una telaraña que envuelve a los que se dejan seducir y cada vez los atrapa más. Crea un sistema corrupto que genera lo que la doctrina social de la Iglesia llama “estructuras de pecado”. Éstas traen consigo la justificación del pecado y van consolidando formas de hacer, ideologías, cultura que crean los pecados personales.
Jesús te dice hoy que te ha elegido, que no eres de ahí. Pero que el mundo te va a odiar y perseguir como a Él. Porque te ofrecerá caer en esa telaraña. Muchas veces te verás envuelto en ella e incluso parecerá que te ha atrapado. Pero tú no eres suyo. Tú eres de Jesús, eres de la luz, eres de la vida, eres del Amor, de la verdad y la libertad. Lo otro son mentiras atrayentes y seductoras, pero mentiras al fin y al cabo. Si fueras del mundo… quizás todo sería más fácil, aparentemente, pero el espejismo se termina tarde o temprano.
Hay muchos atrapados en lo que San Juan llama el mundo, que están deseando escuchar la verdad –aunque a veces no lo sepan-. Encontrarán en tu palabra (y en tu vida) la luz que necesitan y se cumplirá lo que dice Jesús: “Si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra”.
Ser del mundo o ser de Jesús. Es la elección que hay que hacer. Él te ha elegido. Él te llama.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Viernes 24 de mayo

Viernes 24 de mayo
V semana de Pascua

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Juan 15, 12-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»

Pistas: ¿Qué es lo que Jesús pide a sus discípulos? Amar como Él ha amado. Amar hasta entregar la vida.
Y serás su amigo, no su siervo. Es necesario aprender a amar, aprender a vivir como Jesús mandó. Dios quiere habitar en ti, quiere una relación personal contigo… es más, en el Espíritu Santo, habita en ti y te eleva para que pueda ser una relación de tú a tú. En Jesús Dios se ha dado a conocer.
Y a ti, que estás leyendo esto, te ha elegido. Para que le conozcas, para regalarte el don de la fe, para que en tu vida se hagan realidad todas las promesas que vas leyendo en la Palabra de Dios. Te ha elegido, para que vayas y des fruto. No para que languidezcas en una vida triste, no para que estés parado… sino para que vayas (dónde Él te pida, a lo que Él te pida) y des fruto. Un fruto que como es de su gracia, durará. Un fruto que está por encima de tus fuerzas y capacidades (pero cuenta con ellas), un fruto que es puro regalo y que durará.
Y nuevamente la promesa del poder del nombre de Jesús. Hay poder en su nombre. ¿Qué le pides al Padre hoy? Si amas y oras se harán realidad estas promesas de Jesús.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.

Jueves 23 de mayo

Jueves 23 de mayo
V semana de Pascua

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Juan 15, 9-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.»

Pistas: Todas las lecturas de estos días sirven, fundamentalmente, para que la alegría de Jesús esté en nosotros. Para que nuestra alegría llegue a plenitud. Porque el Evangelio no sólo nos enseña ideas, nos invita a dar un paso. Y el camino no es otro que Jesús mismo. Encontrarte con Él (en la oración, en los sacramentos) y estar en Él, permanecer en Él. Como el sarmiento unido a la vid, leíamos ayer.
La alegría de Jesús no es la alegría efímera del mundo. Es algo profundo, que nace del amor, del amor fiel que quiere corresponder al amor incondicional y misericordioso de Dios –por eso dice Jesús que hay que guardar los mandamientos-. Permanecer en el amor es no dejar que el pecado te seduzca con mentiras y engaños. Y si lo hace, ir a la luz y la vida que es Jesús y dejarnos amar y amarle. Y éste, no otros caminos que lo prometen, éste es el verdadero camino hacia la alegría. Imaginaos una alegría plena, eso es lo que Jesús te quiere regalar.
Jesús mismo te enseña el camino, Él mismo es el camino. Jesús te invita a conocer su alegría. ¿Te apuntas?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.