Sábado, 29 de febrero
Sábado después de ceniza
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)
Evangelio según san Lucas 5, 27-32
En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?» Jesús les replicó: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.»
Pistas: ¿En tu vida hay cosas que deberían mejorar? ¿Cambiar? ¿Sientes que te falta algo para ser feliz, que hay aspectos que deberían ser de otro modo?
Si la respuesta a alguna de las preguntas anteriores es afirmativa, el Evangelio de hoy tiene una buena noticia para ti: Jesús te llama. Y si le respondes entrará en tu casa, en tus cosas, se sentará contigo a la mesa (que en el lenguaje judío significa aceptar a alguien y estar en comunión con él, ya que no se sentaban a la mesa con pecadores o infieles). Jesús te hará de los suyos.
No importa quién hayas sido, lo que hayas hecho, cómo te sientas o cómo estés ahora. Jesús no ha venido a llamar a los que se tienen por justos sino a los pecadores.
Si ves que necesitas salvación, si la enfermedad del pecado está en tu vida o la ves en el mundo, no te rindas, porque Jesús ha venido a llamar a los pecadores y enfermos.
Por eso, esta cuaresma es un tiempo propicio para acercarte a Jesús. Estés como estés, su llamada es para ti. ¿Le invitarás a entrar en tu casa y a sentarse a tu mesa?
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.