Jueves 29 de noviembre
XXXIV semana del tiempo ordinario
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Lucas 21, 20-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.
Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje.
Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo temblarán. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Pistas: Según se va leyendo el Evangelio de hoy se encoge el corazón, Si lo imaginas, vas angustiándote porque todo es terrorífico y espantoso… y cuando parece que el final va a ser horrible, ante la devastación y la destrucción aparecerá el Hijo del Hombre (Jesús resucitado y victorioso). Y nos dice a sus discípulos: “Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación”. Jesús habla con lenguaje apocalíptico del final de los tiempos, del final de la historia en la que Él y los suyos saldrán vencedores.
Pero las palabras de Jesús también nos sirven ahora, porque desde que Cristo murió y resucitó estamos en el final de los tiempos, vamos hacía la parusía (la plenitud al final de la historia) pero ya estamos en los tiempos de los que habla Jesús.
Entonces ¿qué hacer ante este mundo nuestro? Tantos desastres naturales, tantos que están “sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que se viene encima al mundo” o por lo menos a su mundo: guerras, mafias, abusos, injusticias, enfermedades… Pero tú, que eres discípulo de Jesús, ante todo esto, no agaches la cabeza. Levántate, no te rindas ni te quedes postrado. Levántate, alza la cabeza hacia Jesús. No mires al mundo, mira a Dios, porque ahí, en Jesús está tu liberación. En realidad, esto son las bienaventuranzas de Jesús, que en cualquier situación puedes tener alegría y paz si le acoges a Él. Así que vuelve a leer el Evangelio y levántate, alza tu cabeza y ora.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.