Lunes, 23 de octubre
San Juan de Capistrano, presbítero
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: Maestro dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. Él le contestó: Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros? Y dijo a la gente: Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.
Y les propuso una parábola: Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha. Y se dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: «Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date buena vida». Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?» Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.
Pistas: “Guardaos de toda clase de codicia”. Jesús intenta enseñar siempre a no llevar una vida superficial o materialista. En la sociedad judía estaba muy arraigada la idea de que la prosperidad material es signo de la bendición de Dios. Y el cambio de perspectiva de Jesús es importante. Si caes en la codicia, lo material, la posición social, el tener será el centro de tu vida. Te des cuenta o no, será así.
Jesús dice que serás necio si vives sólo para lo material. Si tener, comer, beber y darte buena vida es tu máxima aspiración. Porque tu vida estará llena de cosas materiales y de actividades, pero, piénsalo bien ¿acumular dinero y cosas da la felicidad? ¿cuántas personas conocemos que tienen su vida ‘solucionada’ en lo económico pero notan que les falta algo, se sienten vacías?
Jesús propone ser rico ante Dios. Entrar en relación con Él, conocerle cada vez mejor y vivir como hijo suyo. No hay nada de malo en lo material, en disfrutar de las cosas de la vida, siempre y cuando no se conviertan en ídolos que sustituyen a Dios o te lleven a pecar alejándote de Dios.
La Vida, la vida verdadera, la vida plena, es don de Dios. Y cuanto más cerca estés de Él más plena va a ser tu existencia, que además no termina aquí sino que se abre a la eternidad. Es don de Dios, y tarea, porque se acoge libremente, porque tú tienes que elegir hacer crecer tu vida de fe y vivirla en tus decisiones y acciones. Se trata de vivir como discípulo de Jesús, y sólo así serás “rico ante Dios”, porque acogerás su gracia y su salvación, y entonces comprenderás que ya no te falta nada
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.