Sábado 11 de noviembre
San Martín de Tours, obispo
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Lucas 16, 9-15
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él. Jesús les dijo: Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres, Dios la detesta.
Pistas: “Ganaos amigos con el dinero injusto”. Pero ¿querrá Jesús que tengamos dinero injusto? ¿O será más bien que de hecho en nuestra vida hay dinero injusto? Tal vez si hubiéramos nacido en algunos lugares de África o de Asia, no lo tendríamos. Pero en la sociedad que disfrutamos llevamos ropa hecha por niños o por personas que son explotadas, circulamos por carreteras pagadas con parte del dinero que se recauda en los impuestos al vender armas a países pobres para sus guerras, llevamos un nivel de vida a costa de que otros sufran para que nosotros tengamos un móvil genial o el banco nos paga intereses haciendo préstamos abusivos a otras personas… Si lo piensas así, nuestro dinero es injusto. Y Jesús te dice: úsalo bien, úsalo para invertir en acciones que coticen para el cielo.
Sé de fiar. Sé honrado. Todo lo que tienes, todo lo que eres, úsalo para servir al único que merece ser servido: a Jesús. Que te ama incondicionalmente, te llama amigo y entrega todo, hasta su vida, por ti. Y te enseña así el camino: el de la entrega, el del servicio y el amor a los demás.
Por eso, no puedes “servir a Dios y al dinero”. No puedes porque te lleva a vivir en la mentira de que lo material, el poder, la apariencia, la imagen, te van a hacer feliz. Cuando realmente sólo encontrar a Dios te puede hacer feliz, sólo descubrir su amor incondicional te puede hacer feliz, sólo llenarte del Espíritu Santo puede hacerte vivir en la verdad, vencer la arrogancia y vivir con humildad. Sólo esto puede hacerte tener el estilo de vida de Jesús y ser como Él: bienaventurado.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.