Martes 07 de marzo
Santas Perpetua y Felicidad, mártires
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según san Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: «Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno.»
Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»
Pistas: “No uséis muchas palabras”, “vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que se lo pidáis”. La oración cristiana no es magia, no son ritos (aunque haya celebraciones estructuradas), no se trata de convencer a Dios ni de encontrar la tecla para “ablandar” a Dios. Porque Dios ya te ama, ya sabe lo que necesitas. Más bien se trata de reconocer quién es Dios, cómo es Dios y decirle que aquí estamos, que queremos que se haga en nuestra vida su voluntad, que venga su reino, que vivamos como hijos, que su nombre sea santificado, que queremos vivir como discípulos suyos, que queremos que nos cuide…
Jesús nos enseñó la oración del Padre Nuestro. Hoy te propongo rezarla despacio, pensando en lo que significa cada una de las frases ¿Qué le dices a Dios y qué te dices a ti mismo con cada una de ellas? Déjate llevar, si de esa petición sale otra, sigue… Padre, eres mi Padre, me amas como un padre ama a su hijo, y yo quiero amarte como hijo. Y sigue…
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.