Miércoles, 8 de marzo
San Juan de Dios, religioso, conmemoración
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según san Lucas 11, 29-32
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.»
Pistas: Es «una generación perversa» porque no quieren ver los signos que Jesús ya realiza. En realidad, no tienen fe ni quieren tenerla. Pero se les dará el signo que encontraremos al final de la Cuaresma: Jesús muerto y resucitado –recordad que le lectura de Jonás nos cuenta que estuvo en el seno de la ballena tres días-.
Jesús invita a la conversión, cómo lo hizo Jonás a la ciudad de Nínive, que se convirtió gracias a su predicación. Te invita a reconocer tus pecados y arrepentirte. A no ser duro de corazón. A ver los signos de la presencia y del amor de Dios en tu vida, y corresponder a ellos. A veces queremos ver cosas extraordinarias, queremos un Dios mágico al que sobornar y manipular, que haga las cosas a nuestra manera, sin caer en la cuenta de que Dios es Dios. Su sabiduría no tiene medida. Su amor es incondicional, no hay que suplicárselo. Y, por eso, la Cuaresma es el tiempo de la misericordia y de la conversión.
Acércate a Jesús. Pide que te dé un corazón que confíe en Él para que puedas ver los signos del amor de Dios en tu vida. Fíate de quien entregó su vida por tu salvación. Arranca todos los obstáculos que hoy te impiden vivir en ese amor.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.