Lunes 8 de mayo
IV semana de Pascua
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según san Juan 10, 11-18
En aquel tiempo, dijo Jesús:
«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.
Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»
Pistas: Hoy continuamos leyendo el Evangelio del domingo. ¿Cómo se comporta Jesús? Es el Buen Pastor: defiende a los suyos; los conoce y deja que le conozcan; da la vida por ellos. No es un club cerrado sino para todos. Llama a todos para que en Él puedan encontrar vida. Se entrega por ellos para darles vida, voluntariamente y por fidelidad al Padre.
Este Evangelio nos ayuda a entender mejor qué significa seguir a Jesús y por qué seguirle es el camino seguro. Jesús no es alguien interesado. Él es el primero en amar. Da ejemplo, va delante, involucra todo su ser. Y todo lo hace voluntariamente.
Por otro lado, también nos enseña a ser pastores (en la medida de la vocación de cada uno). Todo cristiano está llamado a ayudar a los demás a acercarse a Jesús, a acompañar a aquellos que tiene bajo su responsabilidad o que de algún modo dependen de él. Todos por el bautismo somos sacerdotes llamados a imitar a Jesús. Los sacerdotes ordenados y los que tienen responsabilidad en acompañar grupos cristianos deben leer este Evangelio todavía con mayor atención preguntándose: ¿En qué me parezco a Jesús? y ¿en qué me estoy distanciando de Él?
Sólo con un corazón como el del Buen Pastor quedaremos libres de ser como esos asalariados a los que en el fondo no les importan los suyos. Sólo así podremos conocer a Jesús como Él nos conoce a nosotros y seguirle.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.