Miércoles 29 de marzo
IV de cuaresma
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según san Juan 5, 17-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo.»
Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.
Jesús tomó la palabra y les dijo: «Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que ésta, para vuestro asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que le envió.
Os lo aseguro: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado ya de la muerte a la vida.
Os aseguro que llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.
Porque, igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.
No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.
Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.»
Pistas: El enfrentamiento entre Jesús y los judíos va creciendo. Hemos ido leyendo los primeros conflictos con el sábado y la ley. Hoy el Evangelio hace referencia a la relación entre Jesús y el Padre. Comienza respondiendo a la acusación de curar en sábado: “Mi Padre sigue actuando y yo también actúo”. No ha cesado de amar al hombre desde que lo creó. Y continúa mostrando de dónde le viene su autoridad. Al decir: “Mi Padre” se hace igual a Dios y por eso los judíos “tienen más ganas de matarlo”.
San Juan nos ayuda a entender esta relación entre Jesús y el Padre. Jesús hace lo que el Padre manda, cumple su voluntad, porque le envió. A Jesús le ha confiado el juicio que será de vida eterna si se escucha su palabra y se le honra como al Padre. Porque creer en Jesús otorga vida eterna. Jesús mismo es el camino, sin Él no hay salvación ni se puede acceder al Padre. Toda la predicación y acción de Jesús tiene como finalidad comunicar vida, la vida de Dios, la vida eterna, la salvación. La misma que el Padre comunica. Y esto se verá en su resurrección.
“Los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio”. Jesús nos recuerda hoy que somos libres, que nuestros actos y decisiones cuentan, y que depende de ti aceptarlo en tu vida o no. Hacer el bien es estar con Jesús y obrar como Él enseña. Dicho de otro modo, vivir como discípulos suyos. Hacer el mal es rechazar a Jesús (o quedarte en las apariencias pero no en el corazón y las obras), elegir el pecado y decir no a la vida eterna. Sólo en Jesús hay vida y verdad. Sólo Él es el camino hacia el Padre.
De tu relación con Jesús depende que tengas vida, que puedas tener vida eterna, que puedas “ver”, conocer al Padre. Por eso hoy te invito a que al releer el Evangelio reces a Jesús para que te indique el camino al Padre, el que te puede llenar de vida.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.