Martes 23 de abril

Martes 23 de abril
Martes de la octava de Pascua

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según san Juan 20, 11-18
En aquel tiempo, fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?»
Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto»
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.» Jesús le dice: «¡María!»
Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: «Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro.»»
María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto.»

Pistas: «¿Por qué lloras?». María llora por Jesús. Su Maestro, su amigo, a quien quiere. Está atrapada en el sufrimiento y ni siquiera es capaz de, al ver el sepulcro vacío, entender lo que eso significa. Ni los ángeles le hacen pensar lo que pudo suceder. No entiende.
¿Cuántas veces nos pasa también a nosotros? Nos quedamos encerrados en nuestro sufrimiento sin lograr ver los signos que nos hablan de resurrección, esperanza y vida. Hazte la pregunta: ¿Por qué lloras? ¿qué te hace sufrir?
Todo cambia cuando Jesús la llama por su nombre. No está muerto ni es un recuerdo. Está vivo. Ya no hay motivos para llorar. Y María tiene que aprender a ver de nuevo a Jesús, el que Resucitado vive para siempre. Tal vez por eso Jesús le dice: «Todavía no he subido al Padre». Porque ella necesita descubrir toda la profundidad de quién es Jesús. Por eso Jesús dice: «Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro».
En Semana santa nos hemos asomado al misterio de Jesús, que sólo se entiende desde lo que celebramos en Pascua. Te animo a que vayas recorriendo este tiempo nuevo como un camino de descubrimiento de Jesús. ¿Quién es? ¿Qué significa su resurrección? Y déjale que te llame por tu nombre. Porque de lo que se trata no es sólo de saber cosas de Jesús sino de establecer una relación con Él. Se trata de que conozcas a Jesús, de que lo puedas reconocer, de que confíes en quien dio la vida por ti.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.