Martes 16 de enero
II semana del tiempo ordinario
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Marcos 2, 23-28
Un sábado atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos le dijeron: Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido? Él les respondió: ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros.
Y añadió: El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del Hombre es señor también del sábado.
Pistas: Como ya sabes la religión judía tenía un gran número de normas y preceptos. Muchos de ellos referentes a qué trabajos y actividades se podían realizar en sábado y cuáles no. Esto fue una fuente de conflictos con Jesús. Él se niega a aceptar una religiosidad basada en el cumplimiento, en el que la norma y la letra ocupan el lugar de Dios y del hombre. Jesús vuelve a poner lo fundamental por encima de lo accesorio. Enseña a sus discípulos a vivir con la misma libertad, pero a la vez fidelidad y entrega, con que Él vive.
Este principio: “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado”, nos puede hacer pensar sobre qué tipo de religiosidad vivimos y transmitimos. ¿Dónde ponemos el acento? En tu vida cristiana y tu testimonio ¿el centro es Dios y el amor al prójimo o es un formalismo, una manera de hacer las cosas? Si tienes responsabilidad en algún campo eclesial ¿te das cuenta que todo se sustenta sobre el mandamiento de amar a Dios y al prójimo como uno mismo? ¿entiendes que sin esto lo demás está vacío?
Jesús establece una escala de valores que vamos descubriendo al caminar con Él cada día en su palabra, aprendiendo a vivir como discípulos suyos. La aprendes si cada día te llenas del Espíritu Santo, que te da un nuevo corazón y te enseña a vivir como hijo de Dios.
Por eso, Jesús no se conforma con unas normas ni las pone en el centro. Él es Señor de todo, el del Sábado, y quiere ser Señor de tu corazón y de tu vida. De tus decisiones y acciones. Si tú quieres, si tú le dejas… y eso te llevará a cumplir y a vivir con un determinado estilo de vida. Esta nueva vida nace de tu amor a Dios y al prójimo.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.