Jueves 30 de noviembre
San Andrés, apóstol
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según san Mateo 4, 18-22
En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Pistas: Jesús llama para que estén con Él: “Venid y seguidme”. Si estás dedicando tu tiempo a leer estas pistas y rezar con el Evangelio es porque, de algún modo, tú también has escuchado esta llamada: "Ven y sígueme". No basta sólo con saber cosas de Jesús –por eso, para ser cristiano, no es suficiente con conocer el Evangelio o saber mucha teología-, es necesario estar con Jesús. Conocerle y entrar en relación con Él.
Para poder seguirle hay que dejar algunas cosas. A veces en la vida de fe nos estancamos porque nos empeñamos en seguir cargando con “las redes” o con “la barca”. Pero si te fijas en el Evangelio: “Inmediatamente” dejaron lo que estaban haciendo y le siguieron. Y así fueron libres para seguirle. Piensa si en tu vida hay "redes" que tienes que dejar atrás para poder avanzar con Jesús.
Y Jesús también te enseñará una vocación, un camino para servirle. A estos les promete que serán "pescadores de hombres". Si escuchas en tu corazón, si lees los signos que Dios va poniendo en tu vida, descubrirás también lo que te pide a ti. Como los discípulos del Evangelio, necesitarás estar con Él, aprender, amarle, confiar en Él, creer, ver cosas extraordinarias… Y después trabajar con Él en aquello que te pida.
Pero, nada de esto será posible si no escuchas y obedeces la voz de Jesús que te dice: “Ven y sígueme”. Y ¿qué hay que hacer para seguir a Jesús? Rezar, dejarse amar por Él y aprender a ser y vivir como discípulo suyo.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.