Jueves 11 de mayo
IV semana de Pascua
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según san Juan 13, 16-20
Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: «El que compartía mi pan me ha traicionado.» Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy.
Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe al que me ha enviado.»
Introducción: A partir de hoy en las próximas tres semanas, excepto las fiestas, el evangelio del día está sacado de la larga conversación de Jesús con los discípulos durante la Última Cena (Jn de 13 a 17). En estos cinco capítulos que describen la despedida de Jesús encontramos tres hilos que tejen y componen el evangelio de Juan: la palabra de Jesús, la palabra de las comunidades y la palabra del evangelista que hizo la última redacción del Cuarto Evangelio. Y los tres hilos están de tal manera entrelazados que es difícil distinguir lo que es del uno y lo que es del otro, pero nos ayuda a entender quién es Jesús y es Palabra de Dios.
Pistas: En el Evangelio de hoy Jesús quiere dejar claro a los suyos que el camino que Él propone es el de la entrega y el servicio (“ahora que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica”) . Antes de entregar su vida en la cruz, Jesús realiza el gesto de lavarles los pies (como hacían los esclavos o los siervos cuando llegaba a casa el dueño o un invitado). Para que se les quede grabado que el Señor sirve y ama.
¿De qué modo estás tú siguiendo a Jesús? A veces sentimos que nuestra fe se vuelve tibia, que nos cuesta rezar y le echamos la culpa a Dios. Pero muchas veces la respuesta está en que nos hemos acomodado y nos hemos olvidado de llevar a la vida el Evangelio.
También en estas pocas líneas se nos muestra nuevamente que Jesús es quien revela a Dios y lo hace precisamente entregando su vida, nadie se la quita. Quiere que lo entiendan para que después puedan comprender quién es.
La última frase del Evangelio nos recuerda algo muy importante. Ser enviados por Jesús es llevarle a Él. Cuando acogemos a la Iglesia, a la que Jesús ha enviado, le acogemos a Él. No podemos vivir nuestra fe encerrados en nosotros mismos, fuera de la comunidad. Necesitamos la Iglesia para encontrar a Jesús y los demás nos necesitan a nosotros.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración