Domingo 19 de noviembre

Domingo 19 de noviembre
XXXIII domingo del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
—Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata; a otro, dos; a otro, uno; a cada cual según su capacidad. Luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
—Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco. Su señor le dijo:
—Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos, y dijo:
—Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos.
Su señor le dijo:
—Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo:
—Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo.
El señor le respondió:
—Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco para que al volver yo pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.

Pistas: Dios te ha creado por amor. Te ha hecho a su imagen y semejanza y te ha dado dones. Realmente eres libre para elegir el camino que quieres en tu vida. Esconder los dones y dedicarte a tus asuntos, o ponerlos a trabajar y ser valiente. El Evangelio es para los que se atreven a amar, a vivir.
Si te lanzas, darás fruto. Si acoges esos dones y trabajas con ellos, se multiplicarán. Podemos pensar: ¿Y por qué Jesús no pondrá también el ejemplo de alguien que lo intenta y falla? Porque los dones de Dios no fallan, porque su gracia no defrauda. Si los aceptas y colaboras con ellos, verás los frutos, verás cómo tu vida cambia. Es regalo de Dios, pero a la vez tarea tuya.
El que entierra el don pierde hasta lo que cree tener. Si rechazas la gracia de Dios, el pecado te atrapará fácilmente, tu vida será gris y se alejará de una eternidad con Dios. Parece cruel quitarle lo que tiene y echarlo a las tinieblas, como cuenta el Evangelio. Pero en realidad es él quien ha elegido el camino. Ni si quiera ha hecho lo mínimo (ponerlo en el banco). Ha decidido que es difícil, que tiene otras cosas mejores que hacer, que con el conformismo es suficiente.
Al releer el Evangelio piensa en tu propia vida. ¿Eres consciente de todo lo que Dios te regala? ¿aceptas sus dones y trabajas para que den fruto? Los dones de Dios producen fruto, su gracia no falla. Puedes elegir el camino de la fidelidad y el esfuerzo o el de la pereza, la cobardía y el egoísmo.
Puede que tengas miedo, o dudas, pero hay solución a ello: reza, abre tu corazón a Dios, aprende a verte y ver el mundo con su mirada. Confía en su amor. Dios no falla. No te falla.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.