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Lunes 13 de febrero

Lunes 13 de febrero
VI del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: ¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación. Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Pistas: En una ocasión me preguntó un niño: ¿Por qué no se nos aparece Dios aquí y dejamos de tener dudas? Quería poder ver a Dios, saberlo todo con certeza. Yo le dije que Dios nos quería libres, que si apareciese nos obligaría a creer, seguramente nos daría miedo o pensaríamos que era producto de nuestra imaginación. Él me dijo: Y además es ser caprichosos. A lo que yo le respondí: Es cierto, no nos hace falta un Dios que cumpla nuestros caprichos, sino una mirada de fe, así que vamos a pedírsela a Jesús…
Los del Evangelio de hoy no quieren conocer a Jesús, sino que Él se pliegue a sus deseos y caprichos. Quieren poner a prueba a Jesús. Acaba de dar de comer a una multitud con unos pocos panes y unos pocos peces. Curaba a enfermos, resucitaba muertos, hablaba con autoridad… ¿Cuántos signos más querían? Verán el signo definitivo: su cruz y resurrección, y no querrán creer. En realidad no quieren conocerlo, no quieren mirar a su alrededor y descubrir lo que sucede y quién es aquel hombre. Piden signos extraordinarios como prueba, pero nunca se darán por satisfechos porque su interés es otro.
En nuestra vida, los que trabajamos en la Iglesia en nuestros planes pastorales, cuántas veces ponemos a prueba a Jesús: danos una señal, haz las cosas a nuestra manera. Cuando lo único que necesitamos es seguirle y estar con Él. Así verás signos que ya hay, tu fe crecerá, conocerás a Jesús y no necesitarás nada más. Embarcarás con Él, irás con Él y Él contigo. ¿Acaso hay mayor prodigio?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.

Domingo 12 de febrero

Domingo 12 de febrero
VI del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Respóndele con tu oración)

Evangelio según San Mateo 5, 17-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No creáis que he venido a abolir la ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el Reino de los Cielos. Pero quien los cumpla y enseñe, será grande en el Reino de los Cielos.
Os los aseguro: si no sois mejores que los letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: no matarás, y el que mate será procesado. Pero yo os digo: todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.
Habéis oído el mandamiento «no cometerás adulterio.» Pues yo os digo: el que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el Abismo. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al Abismo.
Está mandado: «El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio.» Pues yo os digo: el que se divorcie de su mujer—excepto en caso de prostitución—la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.
Sabéis que se mandó a los antiguos: «No jurarás en falso» y «Cumplirás tus votos al Señor.» Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir sí o no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.

Pistas: El Evangelio de hoy nos presenta una idea que Jesús muestra en su vida y predicación: creer implica una manera de vivir, una ley, un estilo de vida. Pero Jesús no quiere un cumplimiento externo, ritual o aparente. Quiere que sus discípulos vayan a lo profundo de los mandamientos, que vivan desde el interior. Por eso hoy da una vuelta de tuerca a “lo mandado” con expresiones como: “habéis oído que se dijo… pues yo os digo…” Ha venido a traer plenitud, a invitarnos a ser “mejores que los
letrados y fariseos” a los que Jesús acusa muchas veces de ser unos hipócritas, de utilizar la fe para sus intereses, de engañarse y engañar con una religión sólo de apariencia externa.
No vale una vivencia legalista, pero tampoco una de mínimos. Jesús invita al amor, a la plenitud, a dejar que la luz de Dios entre en el corazón no permitiendo el pecado. Invita a vivir la plenitud del Espíritu y hacer las obras del Espíritu. Su gracia, su fuerza y tu esfuerzo lo hacen posible. No hay cristianismo sin lucha contra el pecado y el mal. ¿Qué respondes a esta llamada a la conversión y a la plenitud?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.