Viernes 7 de abril

Viernes 7 de abril
San Juan Bautista de la Salle, presbítero, conmemoración

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Juan 10, 31-42
En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Él les replicó: «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?»
Los judíos le contestaron: «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios.»
Jesús les replicó: «¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: Sois dioses”? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y no puede fallar la Escritura), a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros que blasfema porque dice que es hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.»
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes habla bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: «Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de éste era verdad.» Y muchos creyeron en él allí.

Pistas: Los judíos no son capaces de asomarse al misterio de Jesús ni siquiera por las obras. No son capaces de comprender quién es Jesús y su relación con el Padre. Jesús intenta mostrarles caminos para descubrir quién es Él: la Escritura, las obras, el testimonio de Juan… Pero no pueden porque no quieren. Sin embargo, aún en este momento crítico, hay esperanza. Escuchándole tan cerca del final muchos entendieron que Jesús es el Mesías.
Jesús es la Palabra, porque revela quién es Dios, porque permite que nos comuniquemos con Él. No sólo a un nivel intelectual, sino algo mucho más profundo porque por el Espíritu Santo podremos entrar en comunión con Jesús, unidos a Él, acercarnos a Dios. Y Dios mismo y su Palabra habita en nosotros.
¡Es algo tan grande el regalo que Dios nos ha hecho en Jesús! Él mismo viniendo a mostrarnos el camino, viniendo a dar vida, a mostrar la verdad. Él mismo viniendo para habitar en nosotros. Por eso, déjate sorprender y entra en el misterio de Jesús.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.