Sábado 23 de junio

Sábado 23 de junio
XI semana del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Mateo 6, 24-34
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo: no estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.
Sobre todo buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos.

Pistas: Jesús enseña que no valen las medias tintas. ¿Servir a dos dioses? ¿es posible tomar la fe para algunos aspectos de la vida y para otros rechazarla? Podríamos llamarlo una fe de autoservicio: elijo lo que me interesa y cuando me interesa, y el resto de las veces hago las cosas a mi manera. Un estilo así termina o perdiendo la fe, o entrando en crisis, o llevando una doble vida hipócrita y con poco sentido. Pide el Espíritu Santo y contrasta tu vida con la Palabra de Dios.
En el caso concreto de hoy se trata el tema de la riqueza, de lo material. Jesús experimentó y enseñó que Dios cuida providentemente de sus hijos. Si pones tu vida en sus manos ¿a qué temerás? Dios cuida de ti. La vida de los santos está llena de experiencias asombrosas en este sentido, y seguro que a ti mismo o a personas que conoces, también les han sucedido cosas similares.
Jesús te ofrece vivir libre de agobios, libre de ansiedad, porque cuida de ti. La providencia de Dios es fruto de su amor gratuito. Pero aunque esto es gratis, no es barato. Te invita trabajar por el Reino de Dios y su justicia. O, lo que es lo mismo, a vivir como discípulo de Jesús. Y eso implica que no te puede dar igual hacer las cosas de un modo o de otro.
Trabajar por el Reino no puede ser una especie de chantaje o hacer méritos. Es entrar en la dinámica del amor de Dios, que transforma tu vida y a través de ti la realidad. Esto es lo que el Evangelio de hoy llama buscar el Reino de Dios y su justicia. Es buscar a Jesús y querer ser santo. Y si descubres esto, serás libre. Libre del agobio de la autosuficiencia que te encierra en ti mismo, libre de la ansiedad de la desesperanza (porque para Dios nada es imposible), libre del engaño y las falsas promesas del pecado. Si descubres esto quedarás libre del engaño de los ídolos que nunca dan lo que prometen y te convierten en esclavo. Busca el Reino de Dios y su justicia. Busca a Dios y ser santo.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.