Martes, 30 de abril
II semana de Pascua
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)
Evangelio según san Juan 3, 5a. 7b-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
—«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.» Nicodemo le preguntó:
—«¿Cómo puede suceder eso?»
Le contestó Jesús:
—«Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.»
Pistas: Jesús está en una conversación con Nicodemo. Como ayer fue fiesta no hemos leído el comienzo de la misma, en la que le ha dicho que hay que nacer de nuevo, que hay que nacer del agua y del Espíritu. Esto sólo podemos entenderlo a la luz de la resurrección. Hace referencia al bautismo y a la efusión del Espíritu Santo (como en Pentecostés).
Quizás nos resistamos ¿Partir de cero? ¿reiniciar? Tal vez pienses: “ya lo he intentado muchas veces y no lo he conseguido” o “yo ya voy tirando, hay cosas que sé no seré capaz de cambiar…”. Jesús te invita hoy: ¿quieres nacer de nuevo?
El pecado tenía poder sobre el hombre, la muerte tenía poder sobre el hombre, la tendencia al pecado tenía poder sobre el hombre… pero Jesús nos hace libres, capaces de hacer las obras del Espíritu (en la carta a los Gálatas puedes encontrar las obras de la carne y las del Espíritu). Sólo el Espíritu Santo, llenando tu corazón y unido a tu espíritu, puede darte la fuerza para vivir la vida nueva que Jesús regala. Pero si te quedas acomodado en lo antiguo, si intentas una vida mediocre, si no te atreves a cambiar y arriesgarte…. no te enterarás del regalo tan grande que Jesús quiere hacerte. Una vida nueva lejos de las tinieblas, de la mentira, del pecado y de la muerte.
Pero esta vida no se puede atrapar. Hay que vivirla. Es como el viento. Se vive en fe, en oración. Seguro que si escuchas oyes el viento del Espíritu en tu vida, en tu parroquia, en tu comunidad, en tu familia, en tu trabajo… soplando por caminos nuevos, queriendo hacer las cosas nuevas ¡Fíate! Y experimentarás el poder del Espíritu Santo en tu vida y la novedad de la Pascua de Jesús.
La Cruz es presentada aquí como el estandarte que Moisés hizo cuando las serpientes mordían al pueblo de Dios. El que miraba la serpiente del estandarte quedaba curado. La muerte vencida por la muerte de Jesús en la cruz. Y el que levante la mirada hacía Él encontrará salvación, encontrará vida eterna. Porque además el testimonio de Jesús quedará ratificado ahí.
Jesús dice de sí mismo que Él ha venido a revelar al Padre y que es el camino para llegar a Él. La Cruz, la muerte y resurrección, ratifican esa promesa de Jesús.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.