Martes 22 de agosto
Bienaventurada Virgen María, Reina.
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Mateo 19, 23-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Creedme: difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de los Cielos.
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: Entonces, ¿quién puede salvarse? Jesús se les quedó mirando y les dijo: Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo.
Entonces le dijo Pedro: Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos va a tocar? Jesús les dijo: Creedme, cuando llegue la renovación, y el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que
me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos, para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.
Pistas: En el mundo judío los bienes y las riquezas son signo de la bendición de Dios. Al justo le va bien en la vida según la mentalidad judía y por eso a los discípulos les deja asombrados la afirmación de Jesús. Si recuerdas, ayer leíamos el encuentro de Jesús con el joven rico. Parece que los discípulos no entendían demasiado bien por dónde iba Jesús.
La pregunta es: ¿Dónde tiene el rico puesto su corazón? ¿en las riquezas y lo que éstas le proporcionan? La pregunta para ti es: ¿Dónde tienes tú puesto tu corazón? Si tienes dudas de si algo ocupa el lugar de Dios, imagina que te pide que renuncies a eso o que lo pierdes ¿serías capaz de seguir viviendo con paz y alegría? o ¿serías capaz de renunciar a ello por un bien mayor?
La salvación no está en las cosas, en lo material, ni en aquello que te parece imprescindible. Sólo Dios salva, sólo Él lo puede todo.
Jesús dice que “muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros”. Porque las cosas, el poder, la riqueza, la posición o la imagen (y también eso que quizás estás descubriendo que ocupa tu corazón) y que hace que el mundo te considere de los primeros, no son lo que te hará el primero según el mensaje de Jesús. Ni lo que te dará una vida plena, aunque así te lo prometa.
Dejarlo todo por Jesús, por su proyecto en tu vida, fiarte de Él y seguirle te dará mucho más de lo que puedas imaginar. Eso debe ser la Iglesia, la comunidad. Esto que comienza aquí y ahora (el Reino de los Cielos en el que entras al seguir a Jesús) culmina en la vida eterna. Nadie ni nada podrán ofrecerte más.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.