Martes 19 de diciembre
III semana de Adviento
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Lectura del libro de los Jueces 13, 2-7. 24-25a
En aquellos días, había en Sorá un hombre de la tribu de Dan, llamado Manoj. Su mujer era estéril y no había tenido hijos.
El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo:
—«Eres estéril y no has tenido hijos. Pero concebirás y darás a luz un hijo; ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro, porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer. Él empezará a salvar a Israel de los filisteos.»
La mujer fue a decirle a su marido:
—«Me ha visitado un hombre de Dios que, por su aspecto terrible, parecía un mensajero divino; pero no le pregunté de dónde era, ni él me dijo su nombre. Sólo me dijo: "Concebirás y darás a luz un hijo: ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro; porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte."»
La mujer de Manoj dio a luz un hijo y le puso de nombre Sansón.
El niño creció y el Señor lo bendijo.
Y el espíritu del Señor comenzó a agitarlo.
Pistas: Damos un salto atrás, al tiempo de los jueces. Tras el éxodo y asentarse en la tierra prometida, la situación de las tribus israelitas -muerto ya Josué- no fue siempre tranquila. Los filisteos molestaban mucho a las tribus del sur. Cuando el Pueblo de Dios atravesaba dificultades, el Señor suscitaba en medio de ellos personas guiadas por el espíritu.
Es curioso, Dios elige al que parece pequeño y débil para sus planes. Una mujer estéril (como los padres de Juan el Bautista), será madre de un hombre fuerte, que llevará al pueblo por caminos de salvación. Precisamente en medio de la debilidad es donde Dios elige mostrar su grandeza y revelar sus planes. Y tienen que fiarse de Dios, que muestra su voluntad de maneras insospechadas (un sueño, un ángel) y que después da pruebas de que su promesa es verdadera.
Puedes mirar la debilidad, la esterilidad que hay en algunas cosas de tu vida y caer en la cuenta de que Dios puede bendecirte en medio de esa situación. Es más, te bendice en esa situación. Porque Dios convierte en fecundo lo estéril, en fuerte lo débil. Porque sus caminos no son los de los hombres, son los de Dios, que se hace hombre para que el hombre pueda conocer a Dios.
Dios que elige, que llama, que guía… En este tiempo de Adviento escucha su voz, porque tal vez te llame, te elija, quiera guiarte a ti también. Prepara el camino al Señor.
Relee la lectura, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.