Lunes 28 de agosto
San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia.
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Mateo 23, 13-22
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que devoráis los bienes de las viudas con pretexto de largas oraciones! Vuestra sentencia será por eso más severa.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: «Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga»! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: «Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga». ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo, jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él.
Pistas: Eres referencia para los demás por tu fe o simplemente eres el que de vez en cuando va a misa y dice que reza. O practicas tu fe y no te atreves a decirlo. Si ocupas un puesto de responsabilidad en la Iglesia o en tu comunidad, si de algún modo eres referencia para otros, este Evangelio es un toque de atención contra la hipocresía (que permite llevar una vida mediocre, sin compromiso, falsa; y escandaliza a otros que por las contradicciones creen que es mentira), contra la utilización de la religión y lo sagrado para los propios intereses.
A veces estas cosas se nos cuelan, buscamos excusas para justificarlas y son un pecado muy grave que nos aparta de Dios. Nos impiden crecer, convierten en cotidiana la mentira, el egoísmo… Y hacen mucho daño a la Iglesia, porque impiden a otros ver a Dios.
Pero, no temas. Tienes la medicina contra esto: la verdad -llamar a las cosas por su nombre en tu vida- y acercarte a Jesús –aprender de Él, el único modelo, el único Maestro-, viviendo como discípulo suyo, cambiando el cumplimiento por amor, el conformismo por entrega. Así serás bienaventurado, no te atrapará la hipocresía y conocerás la verdadera felicidad.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración