Lunes 24 de julio

Lunes 24 de julio
XVI del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Mateo 12, 38-42
En aquel tiempo, un grupo de letrados y fariseos dijeron a Jesús: Maestro, queremos ver un milagro tuyo.
El les contestó: Esta generación perversa y adúltera exige una señal; pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo: pues tres días y tres noches estará el Hijo del Hombre en el seno de la tierra.
Cuando juzguen a esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que la condenen, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Pistas: ¡Cuántas veces queremos que Dios haga las cosas a nuestra manera y con nuestros tiempos! “Queremos ver un milagro tuyo”. En realidad, no quieren conocer a Jesús, ni saber quién es, a pesar de que ya hace signos y milagros en medio de ellos.
Quieren que Jesús entre en sus esquemas y estructuras. Y recibirán el signo más grande: el de Jonás. Pero muchos no serán capaces de reconocerlo porque prefieren seguir acomodados en sus ideas, en sus intereses y en su modo de hacer las cosas.
La muerte y resurrección de Jesús será el signo definitivo. Su victoria sobre el pecado y la muerte lo cambiará todo. Por eso, no hay comparación con lo que ha sucedido antes de Jesús. Cristo revela a Dios de modo pleno. Para poder descubrir esto el camino es encontrarse con Jesús y conocerle. Dejarnos sorprender por Él.
Si quieres meterlo en tus esquemas y estructuras, si quieres que sea tu marioneta ¿podrás llamarle Dios?
Puedes pedirle un milagro ahora: el de encontrarte con Él vivo y resucitado que te llama a convertirte, que quiere hacerte partícipe de su sabiduría, es decir, que quiere revelarte a Dios. Esta puede ser tu oración hoy: Jesús, conóceme, conviérteme, que encuentre el camino y vea tus milagros.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.