Lunes 20 de marzo
San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María, solemnidad
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según san Mateo 1, 16. 18-21. 24a
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
Pistas: Este año se traslada la fiesta litúrgica de San José al lunes. Así que hoy encontramos a este hombre tan admirable, que tuvo la responsabilidad de cuidar, proteger y acompañar a María y a Jesús, al Hijo de Dios hecho hombre. ¿De quién aprendería Jesús a ser hombre? ¿quién educó a Jesús? ¿quién rezó con él?
Olvidaos de las estampas que pintan a San José como un señor mayor. Imaginaos un hombre, de carne y hueso, enamorado de una muchacha judía, con sus planes y proyectos. Un hombre justo, que ama a Dios también, que tiene fe y sentido de lo trascendente. Y en medio de sus sueños se ve sorprendido por los planes de Dios, que son distintos de los suyos. Por eso, podemos aprender mucho de San José, porque es impresionante su capacidad para fiarse de Dios y ser fiel a él.
Al releer el Evangelio y pensar en todo lo que San José vivió y cómo se fió de Dios, puedes mirar tu propia vida. ¿Cómo te estás fiando de Dios?
La iglesia nos invita también en este mes de marzo a rezar por las vocaciones sacerdotales, por los seminarios. Pide a San José que interceda por los seminaristas y los que trabajan con ellos para que sepan, como él, ser fieles a Dios.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.