Jueves 8 de Junio
Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Lucas 22,14-20
Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos, y les dijo: He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer hasta que se cumpla en el Reino de Dios.
Y tomando una copa, dio gracias y dijo: Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios.
Y tomando pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.
Después de cenar, hizo lo mismo con la copa diciendo: Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.
Pistas: Celebramos hoy el sacerdocio de Cristo. Sacerdote porque hace de puente entre Dios y los hombres. Porque ofrece a Dios todo su ser, hasta su propia vida. Jesús es el mediador (por medio de Él accedemos a Dios), es el sacerdote de la Nueva Alianza. El único. Su muerte es el sacrificio que ofrece, su resurrección y presencia, la victoria sobre el mal, el pecado y la muerte hacen que sea para siempre. Por eso es el sumo y eterno sacerdote. Todo lo que significó su muerte y resurrección se actualiza en cada Misa. Y por eso el Evangelio de esta fiesta es la institución de la Eucaristía.
Y de ese poder, de esa capacidad, para ofrecer y ofrecerse a Dios, Jesús nos ha hecho partícipes y nos ha dado el Espíritu Santo. Por medio de Jesús podemos ofrecer nuestras propias vidas a Dios, nuestra alabanza, también nuestro trabajo y todas las realidades de nuestro mundo. Y por eso todos los bautizados somos sacerdotes. ¿En qué sentido? intercediendo por aquellos que están cerca de nosotros. Supone santificar nuestra vida, nuestro trabajo, nuestra realidad. Y entre todos la Iglesia y el mundo. Aunque los consagrados por el sacramento del orden sacerdotal participamos de un modo particular del sacerdocio de Jesús para el servicio y santificación de la Iglesia y para la misión evangelizadora.
En la Eucaristía y los sacramentos, y también en la vida de la Iglesia, cada cual participa según su función. Pero todos entramos en el misterio de salvación que es Cristo. Todos tenemos acceso a la vida de Dios y a la Gracia.
Este día es especial para que mires a Jesús desde muchas perspectivas. Se ofrece a sí mismo y nos da acceso a Dios, al Espíritu Santo y sus dones. En el misterio de la Eucaristía le ofrecemos nuestra vida, nuestro pan y nuestro vino. Y porque lo ha querido así, el pan y el vino se convierten en Jesús. Nuestra vida y nuestras ofrendas entran en la presencia de Dios y se transforman y quedan llenas de su Gracia. Tú participas en el sacerdocio del único mediador, el único sacerdote,y por medio de Jesús puedes y debes ofrecer a Dios tu vida, tu gente, tus cosas, tus situaciones y santificarlas. Por ello ¿cómo estás reflejando a Jesús en el mundo? ¿cómo estas santificando tu vida y las realidades del mundo? Y, si eres un ministro ordenado, recuerda la llamada que te ha hecho. ¿Cómo está tu fidelidad y amor? Deja que su Gracia se haga fuerte en ti y te transforme.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.