Jueves, 31 de agosto
XXI semana del tiempo ordinario
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
Evangelio según San Mateo 24, 42-51
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre.
¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así.
Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo hará pedazos, como se merecen los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Pistas: Estos días leíamos las duras palabras que dirige Jesús a los fariseos. Hoy habla a sus discípulos advirtiéndoles sobre las consecuencias de vivir en la mediocridad o en la hipocresía. Los discípulos de Jesús han de estar vigilantes y no pueden vivir de cualquier modo.
Seguir a Jesús es exigente. Estar en vela significa no permitir que el mal se cuele en la vida como un ladrón y entre en casa, en lo nuestro. Se trata de llenar la vida del Espíritu Santo, de seguir a Jesús. Poniendo los medios para no ser llamados hipócritas.
Nuevamente la Palabra de Dios nos invita a examinar nuestra vida poniéndola a la luz de Jesús. Y, si estamos dormidos, nos llama a despertar y ponernos en vela, siguiendo a Jesús. Y, si estamos perdidos, si el pecado nos ha arrastrado y estamos administrando mal lo que Dios nos ha dado, nos enseña a volver a su misericordia y perdón. Y, así, empezar una vez más a vivir en su amor.
Jesús plantea la seriedad de nuestra libertad, con la que podemos elegir apartarnos de Dios y terminar frustrando el plan de salvación y amor que tiene para cada uno de nosotros, o ser conscientes de nuestra propia vida y vivir en la verdad. Dios te da el don del Espíritu Santo que te hace libre, que te da luz para vivir en la verdad y tú tienes que poner de tu parte, tienes que ofrecer todo tu esfuerzo y voluntad. Estar en vela, esforzarse… o ser hipócritas y canallas.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración