Jueves 19 de octubre
San Pedro de Alcantara, presbítero
Santos Juan de Brebeuf e Isaac Jogues, presbíteros y compañeros mártires
San Pablo de la Cruz, presbítero
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Lucas 11, 47-54
En aquel tiempo, dijo el Señor: ¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron y vosotros les edificáis sepulcros.
Por algo dijo la sabiduría de Dios: «Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos los perseguirán y matarán»; y así a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.
Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, juristas, que os habéis quedado con la llave del saber: vosotros que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar! Al salir de allí, los letrados y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.
Pistas: El enfrentamiento entre Jesús y las autoridades judías va creciendo. Jesús les acusa de no haber querido acoger lo que Dios reveló a través de los profetas. Y aunque les edifican “mausoleos a los profetas”, no acogen el mensaje que ellos transmitieron. Y esto traerá consecuencias para su vida, porque tampoco serán capaces de acogerle a Él.
Son duras las acusaciones de Jesús. Ni han entrado en la sabiduría de Dios (en lo que Dios ha revelado) ni dejan entrar a otros. Ésta puede ser una enseñanza importante para todo cristiano, pero mayor cuanto más grande sea tu responsabilidad dentro de la Iglesia. Ya seas sacerdote, religioso o religiosa, padre o madre de familia, catequista, profesor, o el único cristiano practicante en tu grupo de amigos… el Evangelio de hoy te invita a entrar en la sabiduría de Dios, que es Jesús mismo. Te dice que no es suficiente con reconocer que se puede hacer más o vivir la palabra de Dios de otra manera, sino que hay que llevarlo a la práctica. Hay que dejar de mirar para otro lado o lamentarse. Hay que ponerse manos a la obra siguiendo a Jesús, dentro de la tarea que a ti te ha sido asignada.
La Palabra de Dios te invita a conocer cada vez más a Jesús, aprendiendo a ser su discípulo, amándole cada día más, convirtiéndote. Y tú eres la llave que dejará entrar a otros o les impedirá pasar. Por medio de tu palabra, tu vida y tu testimonio, otros podrán asomarse al misterio de Dios, podrán encontrarse con Jesús.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.
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