Jueves 18 de enero

Jueves 18 de enero
II semana del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Marcos 3, 7-12
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

Pistas: “Al enterarse de las cosas que hacía”. Todos buscan a Jesús por lo que les cuentan de Él. Los espíritus inmundos, el mal, no tiene más remedio que someterse. Los enfermos se curan cuando se acercan a Él. Las personas quedan liberadas de sus ataduras físicas o espirituales al conocer a Jesús.
Es verdad que de los cientos de personas que le siguen sólo algunos logran comprender quién es y permanecen con Él. Tal vez al principio se acerquen a Él por interés o por necesidad. Incluso por curiosidad. Pero lo que encuentran es algo mucho más grande.
Mañana leeremos que Jesús llama para que estén con Él. Y sus discípulos mismos quedan transformados, también tienen poder para expulsar demonios (luchar contra el mal), curar enfermos (dar respuesta al sufrimiento) y anunciar el Evangelio (que Jesús salva).
“Al enterarse de las cosas que hacía”. Tiene una doble perspectiva. Si necesitas lo que el Evangelio te anuncia, lo que la gente que tiene fe dice de Jesús, acércate a Él y descubre por ti mismo. Si ya tienes fe, si sientes que Jesús te ha llamado, si le sigues y ves sus maravillas, cuéntalo… La gente necesita escucharlo, necesita saberlo y poder ver lo que sucede cuando Jesús entra en escena. Y ésta es una de las tareas a las que Jesús te llama. No eres un simple espectador, formas parte de la historia de la salvación. ¡Cuéntalo!

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.