Jueves, 14 de septiembre
Exaltación de la Santa Cruz
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
Evangelio según san Juan 3, 13-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.» Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
Pistas: ¡Qué misterio la vida de Jesús! El Hijo de Dios que bajó del cielo y se hizo hombre. Pero es tan sorprende el modo en que Dios se manifiesta… No lo hace imponiendo unas normas, ni obligando a nadie a nada. No busca el poder, la riqueza o el éxito político. Todo es, nada más y nada menos, que un impresionante acto de amor.
No viene a juzgar (es decir a sentenciar, a clasificar), sino a salvar (a mover corazones, a amar, a poner a las personas en marcha, a traer Espíritu). Y el camino que Jesús tendrá que recorrer, mejor dicho, el camino que por amor elige recorrer, le conducirá a la cruz. Será elevado y allí, en su aparente derrota, todo cambiará. Porque Jesús elige el camino de la confianza absoluta en el Padre y el amor de Dios no falla. Vencen el amor, la vida, la verdad; vence Jesús. Y ése es el camino que nos invita a seguir. Encontrarnos con Él, nuestro hermano, como nosotros, verdadero hombre y verdadero Dios, llenarnos del Espíritu Santo y asomarnos al misterio del Padre.
Es bonito caer en la cuenta de que se trata de creer, de amar, de dejarse amar, de estar en relación con Dios… Claro que eso llevará a un estilo de vida concreto, pero no va antes el estilo de vida que la fe y el amor.
Acércate a Jesús, y en la cruz, aunque el camino sea difícil, tendrás vida, tendrás amor y tendrás salvación. Acércate a Jesús y síguele. Aprende a amar y dejarte amar. Y todo adquirirá un sentido nuevo.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.
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