Jueves, 13 de septiembre
San Juan Crisóstomo
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Lucas 6, 27-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten.
Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman.
Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen.
Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores con intención de cobrárselo.
¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada: tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis la usarán con vosotros.
Pistas: Jesús enseña a vivir como discípulos suyos. El Evangelio de hoy nos indica el camino a seguir para ser auténticamente discípulos de Cristo. Da igual que lleves una vida religiosa, que hagas cosas para Dios, para la Iglesia o para los demás. Si no vives lo que enseña el Evangelio de hoy, acabarás perdiendo la fe o viviendo una mera religiosidad vacía.
El fundamento de toda la enseñanza del Evangelio de hoy es que Dios te amó primero con un amor inmerecido, sin medida, gratuito… Pero un amor que transforma y que espera respuesta. Por eso (porque Dios lo es contigo) sé tú compasivo, ama, perdona, da, haz el bien…
Te invito a que leas el Evangelio preguntándote hasta qué punto pones en práctica lo que hoy dice Jesús. Qué aspectos de tu vida, de tu día a día, en tu trabajo, en tu casa, con tu familia, con tus amigos, en la sociedad, en tu ocio, en tus decisiones… necesitas cambiar. Porque ser discípulo de Jesús es entrar en la dinámica de su amor y en todo lo que hagas, reflejarlo. Y no es hacer las cosas por interés ni por esperar algo a cambio. Haz oración con lo que te diga Dios hoy en su palabra.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.