Domingo 3 de septiembre
XXII domingo del tiempo ordinario
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele con tu oración)
Evangelio según San Mateo 16, 21-27
En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: ¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte. Jesús se volvió y dijo a Pedro: Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.
Entonces dijo a los discípulos: El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
Pistas: El domingo pasado leíamos cómo Pedro confesaba su fe en Jesús el Hijo de Dios, el Mesías. Seguramente deslumbrado por los milagros de Jesús, por su poder y su modo de predicar. Y hoy Jesús le dice una de las frases más duras del Evangelio. Pedro no entiende el mesianismo de Jesús, se imagina un camino triunfal, una victoria terrenal. Y en esa idea no tienen cabida para él ni el sufrimiento ni la muerte del maestro.
Jesús prepara a sus discípulos para que puedan interpretar lo que va a suceder. Y para que lleguen a comprender cómo quiere Él que vivan. Y que, misteriosamente, la salvación pasa por cargar con la cruz, por negarse a uno mismo (en el sentido que hemos explicado otras veces: reordenar las prioridades, poner a Dios en el centro), por perder la vida para ganarla. Y esto sólo se puede descubrir y vivir siguiendo a Jesús, que ha hecho nuevas las cosas con su muerte y resurrección.
Puedes preguntarte hoy qué camino y qué criterios sigues en tu vida: ¿piensas como los hombres o piensas como Dios? ¿te aferras a lo terrenal o pones tus esperanzas en el salvador? ¿eliges “ganar el mundo entero” o seguir a Jesús?
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.