Domingo 23 de agosto

Domingo, 23 de agosto
XXI domingo del tiempo ordinario, ciclo a.

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
5. Actúa, llévalo a tu vida)

Evangelio según San Mateo 16, 13-20
En aquel tiempo llegó Jesús a la región de Cesarea de Felipe y preguntaba a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?
Ellos contestaron:
—Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas. El les preguntó:
—Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
—Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Jesús le respondió:
—¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que esta en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los Cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo. Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.

Pistas: ¿Quién dice la gente que es Jesús? Y vosotros, y tú, ¿quién dices que es?
No es una cuestión para responder teóricamente, sino en diálogo con Jesús. Por eso, es mejor que te imagines a Jesús preguntándote ¿quién soy para ti? Que le respondas en oración ¿Quién es para ti? ¿Cómo influye en tu vida? ¿Qué lugar ocupa? De hecho, Pedro, responde desde la fe, Dios se lo ha revelado. Él es quién le ha permitido llegar a descubrir quién es Jesús realmente.
La fe tiene una doble perspectiva: Dios que se nos da a conocer, el don sobrenatural de la fe y la respuesta del hombre, que implica todo el ser (razón, sentimientos, voluntad…).
A la vez que Pedro descubre quién es Jesús, Él le hace descubrirse a sí mismo: eres Pedro, la roca; le da una tarea, una misión y le capacita para ella. Esto sucederá en tu vida si te fías de Jesús. Te encontrarás a ti mismo, encontrarás una misión, un camino, que dé sentido a tu vida y recibirás la fuerza para recorrerlo.
El de Pedro es el camino de ser roca para que la Iglesia de Jesús pueda crecer. La promesa de la llave y de atar y desatar, hace referencia a la autoridad que Pedro necesitará para guiar la Iglesia, que no le viene de su capacidad o de su fuerza, sino como don de Dios.
Por último, la promesa de Jesús es esperanzadora: “el poder del infierno no la derrotará”. Cuántas veces por las dificultades y persecuciones internas o por los pecados y mediocridad de los que formamos la Iglesia, parece que sí, que se va a derrumbar, que se va a acabar… Pero no es así, se mantiene, se sostiene, porque Jesús lo ha prometido.
El reto de esta semana es ponerte ante Jesús y escucharle decir: y tú ¿quién dices que soy? Para ti ¿quién soy? Y responderle.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice, respóndele con tu oración y llévalo a tu vida.