Domingo 17 de septiembre

Domingo 17 de septiembre
XXIV domingo del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Respóndele con tu oración)

Evangelio según San Mateo 18, 21-35

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces? Jesús le contesta: No te digo hasta siete veces sino hasta setenta veces siete.
Y les propuso esta parábola: Se parece el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo. El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda.
Pero al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y agarrándolo lo estrangulaba diciendo: Págame lo que me debes. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti? Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano.

Pistas: Vivir desde el corazón o vivir en el cumplimiento.
Pedro intenta saber hasta dónde tiene que llegar, cuál es el límite para cumplir. Y Jesús le dice que no hay límite. El perdón nace del amor y de la compasión. Y es que el amor de verdad aspira a ser cada vez mayor, perdona, comprende… (lee si quieres 1 Cor 13, 1-13 https://www.bibliacatolica.com.br/es/la-biblia-de-jerusalen/i-corintios/13/ ).
No podemos imaginarnos la grandeza y el alcance del amor y la misericordia que Dios tiene con nosotros. Dios es amor. Como en la parábola, el amor y perdón de Dios nos libera de ser esclavos por nuestras deudas (nuestros pecados), nos da una nueva vida, nos deja recuperar nuestras relaciones y no le debemos nada porque nos perdona completamente.
Dios es Dios y no podemos imaginarlo desde nuestros esquemas, no podemos entenderlo ni encerrarlo en nuestra mente. Aunque lo intentemos comparar con el amor que los padres sienten por sus hijos, el que sientes por la persona a la que quieres más que a tu propia vida, el amor que no depende de lo que la persona amada haga sino que brota de lo profundo del corazón, todo esto sólo es una sombra del amor de Dios. No podemos conformarnos con preguntarnos cuánto tenemos que amar, cuánto más grande es el amor de Dios que el mio, cuántas veces hay que perdonar, hasta dónde se debe llegar… Porque se trata de profundizar día a día en el amor y la misericordia que Dios nos tiene. De entrar en relación con el Amor que lo transforma todo. Y ver cómo en ti va apareciendo una nueva forma de amar, de perdonar (la forma del que vive lleno del Espíritu Santo), la que tiene Jesús contigo y con cada persona.
No puedes hacer nada para que Dios te quiera más o menos. Dios te ama. Pero sólo te enterarás, sólo sentirás ese amor, sólo se irá la oscuridad, la duda, el miedo, la tristeza de tu vida, si te dejas envolver por ese amor. Si dejas que el Espíritu Santo inunde tu corazón podrás percibir ese Amor, crecer en Él, conocer a Dios, vivir como discípulo de Jesús y que toda esa grandeza se manifieste en tus acciones y relaciones. Por eso el Evangelio de hoy te dice que tienes que perdonar siempre. ¿Cómo quieres vivir entonces? ¿en el amor o en el cumplimiento?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.