Viernes 03 de marzo
Viernes después de ceniza
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor
Evangelio según san Mateo 9, 14-15
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.»
Pistas: El miércoles de ceniza en el Evangelio Jesús dice que el ayuno tiene que ser visto por Dios y convertirse en un acto libre que nazca del corazón, no de un cumplimiento externo, ni por aparentar. Jesús mismo ayunó cuarenta días antes de comenzar su misión. En una ocasión explica que los discípulos no pudieron expulsar un demonio porque “ese tipo” sólo se consigue con ayuno y oración.
El ayuno es un signo de purificación y de entrega a Dios. Tradicionalmente en la Iglesia los viernes de cuaresma se ha hecho abstinencia de carne. El otro día contaba una persona que en su casa (eran 11 a comer cada día) había patatas y huevos cocidos, y lo que se ahorraba en toda la cuaresma se daba a la Iglesia y a los pobres. En muchos lugares se hace a pan y agua. El miércoles contaba que esta práctica ayuda a decirle a Dios que es el centro de nuestra vida. Ayuda a ser más libres porque nos entrena para que nuestra mente domine a nuestros impulsos.
Dios da la gracia para vivir libre, para amar, para ser fieles a lo que Él nos pide y cumplir los mandamientos, e ir más allá pareciéndonos a Jesús. Pero el mundo, las tentaciones y a veces nuestros impulsos y deseos nos empujan hacia otro lado. En esta lucha el ayuno entrena, ayuda, une a Dios. No es un chantaje a Dios, ni para creernos mejores que los demás… sólo para decirte a ti mismo y a Dios que el centro de tu vida es Él y su voluntad. Un arma para ser más de Dios.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.