Viernes 24 de noviembre

Viernes 24 de noviembre
Santos Andrés Dung-Lac, presbítero y compañeros mártires

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Lucas 19, 45-48
En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: Escrito está: «Mi casa es casa de oración»; pero vosotros la habéis convertido en una «cueva de bandidos». Todos los días enseñaba en el templo. Los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.

Pistas: El templo es el lugar de la presencia de Dios. El enfrentamiento de Jesús con las autoridades religiosas y con muchas prácticas religiosas de su tiempo va en aumento. San Lucas sitúa cerca del desenlace de la vida de Jesús este acontecimiento que iba directamente contra los negocios e intereses de muchos de sus enemigos. La autoridad de Jesús parece grande, porque aunque quieren acabar con Él todavía no se atreven, ni encuentran el modo de hacerlo, porque el pueblo está pendiente de su enseñanza. Aunque esto no va a durar porque en pocos días gritarán: ¡¡Crucifícalo!!
Piensa en el templo como Iglesia. No el edificio físico, sino la Iglesia comunidad, la Iglesia Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo. Piensa en la Iglesia que estás construyendo tú. En tu responsabilidad. De poco sirve que señales las de otros. Mira la tuya. ¿Serías de los que Jesús echa del templo? ¿o estás construyendo y transmitiendo una Iglesia viva, en la que las personas puedan encontrarse con Dios y con su amor, en un lugar de oración? Precisamente la Iglesia es encuentro, experiencia, diálogo con Dios y una experiencia personal y comunitaria. Porque la fe no se puede vivir en soledad. La fe crece y se afianza en la oración personal y con los hermanos en la comunidad.
El templo es también tu corazón, tu vida. Y puedes hacerte la misma pregunta: ¿Es casa de oración o la tengo llena de ruidos, de intereses, de ladrones que me roban la felicidad? Como venimos aprendiendo en el mensaje de Jesús, el Reino empieza dentro de ti, ése es el lugar en que Dios quiere habitar. Y en lo pequeño, en tu propia vida, en lo cotidiano, es donde empieza todo. Déjale sacar lo que estorba, lo que no tiene que estar ahí. Y así tu corazón será un lugar de encuentro con Dios en el que puedas experimentar su gran amor.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.