Viernes 24 de febrero

Viernes 24 de febrero
VII del tiempo ordinario

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según San Marcos 10, 1-12

En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba.
Se acercaron unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba: ¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer? El les replicó: ¿Qué os ha mandado Moisés? Contestaron: Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio. Jesús les dijo: Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer.
Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
El les dijo: Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.

Pistas: Puede sonar anticuado defender lo que dice el Evangelio de hoy. Pero prueba a imaginar tu relación ideal ¿Qué querrías para tu vida en pareja? Describe el amor que soñarías que sintiesen por ti y cómo quieres que sea tu amor ¿A qué se parecería? Describe la familia que soñarías para ti y para tus hijos ¿Cómo es? Mira dentro, en lo profundo de tu corazón, qué te haría o qué te está haciendo feliz.
Ahora vuelve a leer las palabras de Jesús. El matrimonio es ser una sola carne. El vínculo del amor hace que lo distinto se una tanto que dos puedan sentirse uno, ayudándose mutuamente a ser felices y a vivir con más plenitud. Ya no son dos, sino uno. Y Dios bendice ese amor uniéndolo, fortaleciéndolo. Ése es el ideal que el cristianismo propone.
Pero en muchas ocasiones el mundo te sugiere que el centro no lo ocupe el amor, sino el egoísmo, el placer, el interés… En cambio, Jesús dice que puede ser como tú sueñas. Que el amor puede y debe ser verdadero, auténtico, pleno. Como Dios hizo, que tanto nos amó que nos envió a su Hijo, el ejemplo de la entrega total.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.