Viernes 23 de febrero
San Policarpo, obispo y mártir
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según san Mateo 5, 20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»
Pistas: Para entrar en el Reino de los cielos no vale un cumplimiento externo o superficial. Para seguir de verdad a Jesús es necesario dar un paso más. Los mandamientos indican el mínimo: “no matarás”. Y Jesús la plenitud: amar al enemigo, orar por los que te persiguen, entregar la propia vida.
Por eso, el Evangelio de hoy nos enseña que es necesario recorrer el camino de la misericordia, del perdón, del amor al prójimo, para poder acercarse a Dios. El odio, el rencor, la envidia, la falta de perdón, son una mochila pesada que hace sufrir. Son pesos que te dejan anclado en el pasado y hacen difícil acercarse a Dios, que es misericordia y amor. Por ello, para vivir la fe, es necesario librarse de esa mochila, perdonar, amar, olvidar, y así poder seguir adelante. Sólo de este modo podrás llevar tu ofrenda al altar, podrás entrar en la presencia de Dios, serás libre en su amor.
Este camino nos lo propone la Palabra de Dios esta cuaresma. Puedes ahora examinar cómo va tu vida en este tema y rezar con ello. Mira a Dios, que es misericordioso y que te ama incondicionalmente. Y después mira tu interior, mira a tu prójimo, reza. Y si tienes que cambiar cosas en tu vida, pídele ayuda a Dios y decide cambiarlas.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.