Viernes 19 de mayo

Viernes 19 de mayo
V semana de Pascua

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Juan 15, 12-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»

Pistas: Jesús va delante, va el primero. Va delante en amar al Padre y al prójimo. Es el primero en entregar su vida por los demás (por sus amigos). El primero en demostrar que el amor se expresa amando y obedeciendo al Padre. No como un siervo, por obligación, por miedo o por cumplir un deber o un trabajo; sino como un amigo, con el que se comparte, al que se ama. Jesús va por delante y encontrarse con Él significa atreverse a seguirle y vivir como Él vivió y nos enseñó.
Una historia de amor es también la historia de una elección. Jesús ha elegido que le conozcas, que puedas ser amigo suyo, que tu vida dé fruto, y un fruto verdadero y duradero. Nuevamente habla también del poder de la oración: “lo que pidáis al Padre en mi nombre”… Pero no es magia. Hay que vivir en el amor. El Amor como Jesús ha enseñado. El Amor que es el Espíritu Santo y del cual dentro de poco nos comenzará a hablar el Evangelio.
No eres siervo, eres amigo. No es cumplir con un deber, es ser amado y amar. No es voluntarismo, es Dios que te ha elegido para que des fruto, para que le conozcas, para darte su Espíritu Santo. Es lo más grande. Es vivir en el amor.

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.