Viernes 11 de agosto
Santa Clara virgen
Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Mateo 16, 24-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del Hombre con majestad.
Pistas: Si has decidido que seguir a Jesús merece la pena, entonces tienes un trabajo por delante: concretar este Evangelio en tu vida.
En tu situación, ahora ¿qué quiere decir negarte a ti mismo? Ya sabes que no es algo que te anule o te haga despreciarte. Tiene que ver con ser libre para seguir a Jesús. Renunciar a aquello que dentro de ti te lleva lejos de Él, de su amor y de vivir como Él enseña. Negarse a uno mismo es vencerse, dejar que el amor y la verdad de Jesús triunfen en tu vida. Supone derrotar la comodidad, la mediocridad, las excusas… Equivale a decidir vivir llenos del Espíritu Santo, hacer las obras del Espíritu. Y, cuando te niegas a ti mismo, entonces eres más libre, más dueño de tu propia vida.
¿Qué significa cargar con tu cruz? ¿Cuál es? Ponle nombre o nombres. Ésa es la cruz que tienes que llevar, confiando en Dios. La podrás llevar si te niegas a ti mismo, como se explica antes. Piensa en Jesús cargando su cruz. No es una carga absurda, un sufrimiento vacío o una lucha infructuosa. Él nos enseña que el final de la cruz es la resurrección, la vida y la victoria sobre el mal, el pecado y la muerte. Cargar con la cruz es renunciar a la desconfianza, a la queja, a la desesperación.
Perder la vida por Jesús, para encontrarla. Porque éste es el único camino que da vida, el único que te lleva a la verdad. Si quieres ser tu propio salvador, te perderás. Pero si descubres el amor incondicional y misericordioso de Dios, que te hace comprender que Él mismo está en tu corazón, que te lleva a amar a los demás y amarte y conocerte a ti mismo, entonces te salvarás. Y tendrás paz, serás libre y estarás feliz. Por eso Jesús pregunta de qué te sirve ganar aparrntemente todo si arruinas tu vida, si no te llena, si no eres feliz, si no tienes paz y eres esclavo de las cosas o del poder, la posición, el éxito….
Todo esto se abre a la eternidad. No sólo es para este mundo, no es algo que termine con la muerte. Aquí puedes empezar a vivir el cielo que no se acabará.
Un amigo cura fue a celebrar la unción de enfermos con un moribundo y también la Eucaristía. En el momento de la paz, su saludo fue: “Hasta el cielo”. Esto es hermoso y esperanzador. Jesús hoy nos da las claves: Negarse a uno mismo, cargar con la cruz, con la paz de Dios en el corazón, que dura hasta la vida eterna.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.