Viernes 10 de marzo
I de cuaresma
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según san Mateo 5, 20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»
Pistas: La salvación, entrar en el Reino de Dios, es un don, un regalo. Pero requiere un estilo de vida semejante al de Jesús. Ser sus discípulos implica vivir en el amor. No vale una vida de fachada, reducirla a conocimientos o tradiciones –como los escribas y fariseos-. Hay que ser mejores y dar un paso más. Jesús siempre hace esto, no quiere que nos conformemos con cumplir ni aparentar.
El “no matarás” no es sólo lo que entendemos literalmente. Jesús te dice que hay que ir más allá. Te invita a vivir en el amor. No se trata de cumplir para acallar la conciencia, sino de llenarnos de la fuerza del Espíritu. Estamos llamados a recorrer el mismo camino que Cristo, haciendo presente el Reino de Dios, entrando en él y viviendo como Jesús lo hizo.
Esta cuaresma es una buena oportunidad para revisar tu vida. Si hay muchos mínimos, mucho de cara al exterior, si te pareces a los fariseos y a los escribas de los que habla Jesús. O por el contrario hay más amor, más fidelidad, más entrega, más autenticidad, más ir a lo profundo. La conversión es volver el corazón a Dios y al prójimo. Hoy el Evangelio te invita a entrar en la dinámica del amor de Dios, apartándote de la superficialidad y del pecado, y a vivir tu fe en todos los aspectos de tu vida.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.