Viernes 02 de junio

Viernes 02 de junio
Santos Marcelino y Pedro, mártires

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Juan 21 ,15-19

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

Pistas: «¡Sígueme!». Así termina la Pascua. Hoy y mañana, nos repiten los Evangelios: ¡Sígueme!
San Pedro negó a Jesús tres veces. Y hoy, Jesús resucitado, deja que Pedro le diga tres veces que le ama. Parece como si quisiera ayudar a Pedro a borrar las huellas del pecado ya perdonado por Jesús. Es muy bonito caer en la cuenta de que amor y misión van unidos. Pedro no es como un asalariado que hace el trabajo por compromiso o por necesidad. La misión nace y se sostiene en la relación personal con Jesús.
Hoy, al finalizar la Pascua, después de haberte asomado al misterio de Jesús resucitado y su alcance, significado e implicación; después de todos estos días en los que has orado acercándote a Jesús, Él te pregunta a ti personalmente: ¿Me amas? ¿me quieres? Y si escuchas en lo profundo de tu ser, te encomienda una misión. Hoy es un buen día para escuchar la voz de Jesús en lo profundo de tu corazón. Seguro que sabes lo que quiere de ti, seguro que lo intuyes. Eso que no te quitas de la cabeza, eso que sabes que te pide que le entregues, ese camino que se está abriendo ante ti, eso que las “casualidades” te van haciendo ver cada día. Y Jesús te dice: “¿Me amas? ¿me quieres?”. A pesar de que le hayas negado o te hayas equivocado. Y también te pide que te fíes de Él y sigas el camino que pone ante ti.
La pregunta de Jesús podríamos decir que tiene truco, porque Él mismo te va a dar la fuerza para amar y saberte amado. Él mismo te va a dar la fuerza para responder y seguirle, y para hacer lo que te pide. Esa fuerza es el Espíritu Santo y sus dones. Pídelo, Jesús lo prometió, y siempre, siempre, cumple lo que promete.
Jesús ha vencido a la muerte, al pecado y al mal. San Pedro, siguiendo a Jesús, acaba muriendo crucificado como su Maestro. Pero pone en marcha la Iglesia y trae al mundo el mayor regalo que le podemos hacer: vencer el mal con el poder de Jesús, hacer las cosas nuevas en Cristo, traer esperanza y amor. Hoy Jesús te invita a salir de tu pecado –como Pedro-, a superar tu pobreza. Te invita a vencer la mediocridad y la comodidad. Jesús te dice: Sígueme ¿me amas? ¡Sígueme!

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.