Sábado, 5 de mayo
V semana de Pascua
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Hechos de los apóstoles 16, 1-10
En aquellos días, Pablo fue a Derbe y luego a Listra. Había allí un discípulo que se llamaba Timoteo, hijo de un griego y de una judía creyente. Los hermanos de Listra y de Iconio daban buenos informes de él. Pablo quiso llevárselo y lo circuncidó, por consideración a los judíos de la región, pues todos sabían que su padre era griego.
Al pasar por las ciudades, comunicaban las decisiones de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que las observasen. Las Iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día en día.
Como el Espíritu Santo les impidió anunciar la palabra en la provincia de Asia, atravesaron Frigia y Galacia. Al llegar a la frontera de Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo consintió. Entonces dejaron Misia a un lado y bajaron a Troas.
Aquella noche Pablo tuvo una visión: se le apareció un macedonio, de pie, que le rogaba: «Ven a Macedonia y ayúdanos.»
Apenas tuvo la visión, inmediatamente tratamos de salir para Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el Evangelio.
Pistas: Al leer los Evangelios queda claro que Jesús fue un hombre lleno de Espíritu Santo. Toda su vida, sus decisiones, sus acciones, estaban inspiradas por el Espíritu y realizadas con su fuerza.
Él prometió que el Padre iba a enviar el Espíritu Santo por medio de Él a todos sus discípulos y que los guiaría a ellos y a la Iglesia. Y el libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra cómo esto es verdad.
Primero, a la comunidad reunida, el día de Pentecostés, y muchas más veces después. También en las decisiones y en las vicisitudes que les toca atravesar como comunidad, como Iglesia.
Son capaces de ver la guía del Espíritu Santo en lo cotidiano. Cuando un plan evangelizador no sale, comprenden que es el Espíritu el que se lo impide y siguen sin desanimarse buscando el camino que Dios abra ante ellos.
Pero ¿será posible descubrir la guía del Espíritu Santo? No hay otro camino que el de experimentarlo personal y comunitariamente. No sabes el modo en que Dios te hablará, en que el Espíritu Santo te guiará, pero Jesús cumple sus promesas. Lo hizo en los primeros pasos de la Iglesia y lo hará ahora en tu vida, en tu parroquia, en tu comunidad, en tu labor pastoral. Sólo tienes que escucharle, dejarte guiar por él y permitir que actúe en tu vida.
Relee la lectura, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.