Sábado 31 de marzo

Sábado 31 de marzo
Vigilia Pascual en la Noche Santa

(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)

Pistas: Hasta la Vigilia Pascual el sábado santo es el tiempo del silencio, de la espera. Jesús ha muerto y parece que todo ha terminado. Tristes, desanimados, desesperados…. Antes de leer el Evangelio de la noche santa, piensa un poco en la situación que atravesaron los discípulos, los amigos de Jesús, María, su Madre. Todo ha sido por amor a Dios y a los hombres. No lo podrán comprender hasta que se encuentren con el resucitado y reciban el Espíritu Santo. Entonces descubrirán que en Jesús todo ha sido hecho nuevo.
Si tienes tiempo, te propongo que reces con el salmo del viernes santo antes de leer el Evangelio.

Salmo 30
A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú que eres justo, ponme a salvo. A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás.
Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos; me ven por la calle y escapan de mí. Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil.
Pero yo confío en ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios.» En tu mano están mis azares; líbrame de los enemigos que me persiguen.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor.

(Relee el Salmo y reza con alguna frase). A continuación o en otro rato lee el Evangelio.

Evangelio según San Mateo 28, 1-10
En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres: Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No, está aquí: HA RESUCITADO, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis.» Mirad, os lo he anunciado.
Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: Alegraos. Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.

Pistas al Evangelio: Al amanecer del tercer día (el domingo) la oscuridad se convierte en luz, el silencio en estruendo, los guardias que custodian la puerta no pueden hacer nada, la muerte ha sido vencida. Jesús ya no está en el sepulcro, el lugar de la muerte está vacío: HA RESUCITADO. El anuncio de Jesús se cumple.
Imaginaos cómo va alguien al cementerio… Pero todo cambia. Las mujeres, llenas de alegría van corriendo a anunciar a los discípulos que era verdad, que ha resucitado. El mismo Jesús se presenta ante ellas. Fijaos en los verbos: alegraos, no tengáis miedo, id.
Es sorprendente también a quién se aparece Jesús primero. No a Pedro o a Juan, que permaneció al pie de la cruz. Sino a unas mujeres (que en tiempo de Jesús no pintaban nada en la sociedad). Ellas son las primeras en creer y anunciar que Jesús resucita.
Deja que este Evangelio ilumine tu vida. La cruz, la muerte, la tristeza, el miedo, el pecado, la injusticia, la oscuridad… ¡Jesús ha resucitado! y tú eres partícipe de esa victoria.
Como veremos en los próximos días, Jesús regala el Espíritu Santo, que continúa su obra y actúa en los que creen en Él. Y todo el poder de su resurrección, todo el poder de Dios actúa en el creyente y en la Iglesia.
Ilumina tu realidad con la luz del resucitado: tu familia, tu comunidad, tu trabajo, tu Iglesia, tus problemas. ¿Qué tendrás que hacer? ¿a quién se lo tendrás que contar? ¿te lo vas a callar?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.