Sábado 17 de febrero

Sábado 17 de febrero

Sábado después de ceniza.

Los siente fundadores de la orden de los siervos de la Bienaventurada Virgen María

(Recuerda:

1. Pide el Espíritu Santo

2. Lee despacio y entiende

3. Medita qué te dice la Palabra de Dios

4. Ora, respóndele al Señor)

Evangelio según san Lucas 5, 27-32

En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?» Jesús les replicó: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.»

Pistas: ¿En tu vida hay cosas que deberían ser mejores? ¿Si miras dentro de ti encuentras cuestiones que hay que cambiar? ¿Sientes que te falta algo para ser feliz, que hay aspectos que deberían ser de otro modo? ¿Te sientes pecador?

Si la respuesta a alguna de las preguntas anteriores es afirmativa, el Evangelio de hoy tiene una buena noticia para ti: Jesús te llama. Y si le respondes entrará en tu casa, en tus cosas, se sentará contigo a la mesa (que en el lenguaje judío significa aceptar a alguien y estar en comunión con él, ya que los judíos no se sentaban a la mesa con pecadores o infieles). Jesús te hará de los suyos.

No importa quién hayas sido, lo que hayas hecho, cómo te sientas o cómo estés ahora. Jesús no ha venido a llamar a los que se tienen por justos sino a los pecadores.

Si ves que necesitas salvación, si la enfermedad del pecado está en tu vida o la ves en el mundo, no te rindas, porque Jesús ha venido a llamar a los pecadores y enfermos.

Por eso, esta cuaresma es un tiempo propicio para acercarte a Jesús. Estés como estés, su llamada es para ti. ¿Le invitarás a entrar en tu casa y a sentarse a tu mesa?

Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.