Sábado 13 de enero
San Hilario, obispo y doctor de la Iglesia
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Marcos 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: Sígueme. Se levantó y lo siguió.
Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían un grupo de recaudadores y otra gente de mala fama se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Algunos letrados fariseos, al ver que comía con recaudadores y otra gente de mala fama, les dijeron a los discípulos: ¡De modo que come con recaudadores y pecadores! Jesús lo oyó y les dijo: No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino pecadores.
Pistas: Jesús le dice: “Sígueme” a un cobrador de impuestos, un hombre que trabajaba para el Imperio Romano invasor. No era una persona “recomendable” para alguien que quisiera ser bien visto entre las autoridades religiosas judías. Pero Jesús ve más allá. Ve el corazón, ve a la persona y llama.
Él siempre ve más allá y se sienta a la mesa también con “gente de mala fama”. No le importa que le juzguen. Realmente uno no se sienta a la mesa con cualquiera, y menos en la cultura judía, en la que compartir la mesa implicaba algo más que estar en el mismo espacio. Ellos consideraban que si se entraba en casa de un gentil, de un pagano, se contraía impureza. Es el refrán: “Dime con quién andas y te diré quién eres”, llevado al extremo. Pero Jesús no juzga por apariencias, ni por intereses o puestos… sólo llama e invita a estar con Él, a conocerle y seguirle.
“No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. Si te crees perfecto, si piensas que no necesitas salvación, que todo va bien, difícilmente podrás encontrarte con Jesús. Pero si, al contrario, te sientes un poco perdido, o indigno, si piensas que no te mereces que Dios te salve, si reconoces que te equivocas, que pecas… estás de enhorabuena: Dios ha venido a salvarte.
¿Cómo conseguir la salvación que ofrece Jesús? Sólo hace falta una cosa, acercarse a Él, estar atento por si pasa a tu lado… ¿Te llamará a ti?
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.