Sábado 12 de mayo
Santo Nereo y Aquiles, mártires
San Pancracio, mártir
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Hechos de los apóstoles 18, 23-28
Pasado algún tiempo en Antioquía, emprendió Pablo otro viaje y recorrió Galacia y Frigia, animando a los discípulos.
Llegó a Éfeso un judío llamado Apolo, natural de Alejandría, hombre elocuente y muy versado en la Escritura. Lo hablan instruido en el camino del Señor, y era muy entusiasta; aunque no conocía más que el bautismo de Juan, exponía la vida de Jesús con mucha exactitud.
Apolo se puso a hablar públicamente en la sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Aquila, lo tomaron por su cuenta y le explicaron con más detalle el camino de Dios. Decidió pasar a Acaya, y los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos de allí que lo recibieran bien. Su presencia, con la ayuda de la gracia, contribuyó mucho al provecho de los creyentes, pues rebatía vigorosamente en público a los judíos, demostrando con la Escritura que Jesús es el Mesías.
Pistas: Este camino nuevo del que venimos hablando estos días no es el de un solo hombre. No es el de Pablo, ni el de Apolo, ni el de Pedro. Es el camino que inauguró Jesús y que la acción del Espíritu Santo continúa. Él va sumando personas y va construyendo la Iglesia.
Pablo lo explicará después diciendo que es un solo cuerpo (la iglesia) con distintos miembros (cada cristiano), distintos carismas y Cristo como cabeza. Y esto es un gran regalo porque en la Iglesia cabemos todos. Es más, cada uno somos una pieza que puesta en su lugar ayudará a que las demás encajen (como las teselas de un mosaico). Por eso es tan importante encontrar una comunidad en la que crecer, hermanos con los que rezar y aprender. Y que cada cual descubra en qué podemos servir mejor, a qué nos llama Dios.
“Su presencia, con la ayuda de la gracia”. Estar movidos por la gracia de Dios, estar llenos del Espíritu Santo, estar donde Dios nos quiere y así poder dar fruto, sí. Pero hay que estar. Esto es lo que la Palabra de Dios nos enseña siempre: es gracia de Dios, es un regalo porque sin Él no podemos nada. Pero es un regalo que implica, que mueve, que cambia…
Ésta es la Iglesia de Jesús y tú formas parte de ella. A ti, que reconoces en Jesús al Mesías ¿qué te dice hoy el Señor con su Palabra?
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.