Miércoles 07 de febrero
V semana del tiempo ordinario
(Recuerda:
1. Pide el Espíritu Santo
2. Lee despacio y entiende
3. Medita qué te dice la Palabra de Dios
4. Ora, respóndele al Señor)
Evangelio según San Marcos 7, 14-23
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír que oiga.
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la comparación. El les dijo: ¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina. (Con esto declaraba puros todos los alimentos) Y siguió: Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.
Pistas: Las palabras de Jesús son plenamente actuales. ¿Cuánta apariencia y superficialidad hay en nuestro mundo? ¿cuánto amoldarse a lo que piensan los demás o llevar una doble vida? ¿cuánto consumir o vivir experiencias que sabemos que nos hacen daño, que llenan nuestro corazón de pecado y mentira, pero como es lo que todos hacen seguimos la rueda? Jesús nos invita hoy a mirar nuestro corazón y examinar qué hay en Él.
Como explica el Evangelio, para la religión judía había alimentos impuros. Jesús supera esa concepción. No quiere una religión meramente ritualista o de cumplimiento basada en cosas externas. A sus discípulos les propone que cambien su corazón. Les advierte para que estén atentos sobre lo que anida dentro de cada persona, porque puede ser destructivo. Y les invita a limpiar lo que «mancha al hombre».
San Pablo dirá que hay dos maneras de vivir: según la carne (entendido como inclinación al pecado y a lo mundano) o según el Espíritu, con la fuerza del Espíritu Santo. Y esto dará los frutos del Espíritu: una vida como la de Jesús, con un corazón nuevo.
¿Qué eliges? ¿una vida superficial, un corazón lleno de cosas que no sacian y llevan al pecado (como los que describe el Evangelio de hoy)? ¿o una vida en el Espíritu Santo, con un corazón lleno de Dios, de su amor y sus dones? Si quieres la segunda opción, reza. Esto hará posible que Dios te llene de su Espíritu.
Relee el Evangelio, escucha lo que Dios te dice y respóndele con tu oración.